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domingo, 5 de noviembre de 2017

Cientos de ballenas se reúnen en la costa oeste de Sudáfrica

Por Maylin

Cientos de ballenas han decidido reunirse en una zona de la costa oeste de Sudáfrica. Es un fenómeno que se produce desde 1990. Un grupo numeroso de ballenas jorobadas fueron avistadas en este espacio geográfico en aquel entonces, siendo uno de los espectáculos más maravillosos de la región. El tiempo ha pasado, y los enormes mamíferos marinos siguieron apareciendo año tras año, llamando mucho la atención de la comunidad científica internacional, que no demoró en hallar la respuesta al fenómeno.

 

¿A qué se debe que hoy más de doscientas ballenas pasan varios meses en el año concentradas en un área no mucho mayor que un campo de fútbol? Los científicos, luego de las investigaciones pertinentes, confirmaron lo que cualquiera pudiera imaginar: ¡comida gratis! Es la gran razón que hace que las ballenas lleguen a este lugar año tras año, aumentando cada vez más las cifras de estos grandes animales que se llegan a juntar para comer, originándose quizás la mayor concentración de ballenas del mundo. Y el kril tiene la culpa. Estos pequeños crustáceos, parecidos externamente a los camarones, son muy abundantes en estas aguas y al constituir uno de los alimentos preferidos por las ballenas, ya se deduce el por qué tantas se llegan a juntar en esta pequeña zona.

Más allá del espectáculo que significa observar a tantas ballenas jorobadas concentradas en un mismo sitio, también es indicador de cómo estos animales pueden llegar a tener la capacidad, que en esta especie no es tan habitual, de cambiar y adoptar nuevas estrategias de caza con vistas a lograr una alimentación mejor y más abundante. Para conocer todo sobre este fenómeno, investigadores sudafricanos equiparon a doce de estos ejemplares con un equipo similar a una cámara Go Pro, pero equipada con un detector de movimiento y un señalizador de profundidad. De esta manera supieron no solamente lo que hacían, sino también dónde estaban cazando y qué exactamente.

Los científicos observaron además comportamientos nunca vistos anteriormente. Por ejemplo, en circunstancias normales, grupos de dos o tres ballenas nadan en sincronía a través de decenas de kilómetros cuadrados para cazar su alimento. Por lo general nadan a unos 30 kilómetros por hora, acelerando para sorber todo el agua posible, y luego descansan unos minutos hasta la siguiente caza. En este caso atípico, donde existe bufet libre para todas, el caos predomina. Las ballenas se suben unas encima de otras, hacen pasadas casi cada minuto y apenas descansan medio minuto entre una pasada y la otra. Lo hacen así por varias horas y luego se dispersan en grupos pequeños.

Los resultados de las observaciones también aportan señales respecto a la comunicación existente entre estos enormes animales, que se evidencia en el hecho de que, de alguna forma, cada vez más ejemplares conocen la existencia de este lugar y viajan hasta Sudáfrica para cazar a estos crustáceos. De paso, ofrecen una de las vistas más maravillosas de las que puede disfrutar el ser humano.