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lunes, 20 de noviembre de 2017

¿Cómo se fugó Antonio Ledezma?

Por Yaima

Desde 2015, el entonces Alcalde Mayor de Caracas Antonio Ledezma, estuvo privado de libertad hasta que la gran noticia de este viernes 17 de noviembre lo tuvo de protagonista: el líder de Alianza Bravo Pueblo huyó (no hay detalles aún sobre el cómo sucedió) de su prisión domiciliaria y cruzó la frontera común de Venezuela con Colombia, con rumbo a España, donde se encuentra en estos momentos. Sin embargo, ¿qué puede haber detrás de ello? En Venezuela no se habla hoy de otro tema que no sea de la fuga del líder opositor, Antonio Ledezma. La historia de su escape es magnificada por los medios de comunicación como si se tratara del moderno Indiana Jones, del 007, o de Jason Bourne.

Antonio Ledezma, figura cumbre del venezolano partido político Alianza Bravo Pueblo, cumplía una medida humanitaria de casa por cárcel luego de que en el año 2015 el presidente Nicolás Maduro denunciara un presunto plan de magnicidio contra su figura, que lo involucraba a él junto a otros líderes de la oposición. Como consecuencia resultó imputado por delitos de conspiración y asociación para delinquir, pero en ese mismo año se le otorgó el mencionado beneficio humanitario por problemas de salud.

Ahora, la gran prensa occidental recoge declaraciones de Ledezma desde Colombia y España que lo ubican como actor de una épica fuga. Según sus propias palabras habría sido una travesía de película en la que burló la seguridad de casi una treintena de puestos de guardias nacionales y policías del gobierno bolivariano. Desde Madrid su esposa precisó que Ledezma viajaría a Europa para reencontrarse con su familia en España, como en efecto hizo, y donde fue recibido con vítores, como héroe, incluso por el mismísimo Mariano Rajoy.

Por su parte, Colombia sigue imponiéndose como país receptor o puente de tránsito para cuánto dirigente opositor en condición de víctima de la (in)justicia venezolana, decida internacionalizar su caso. Sus antecesores son figuras como el terrorista Carlos Vecchio, la ex fiscal corrupta Luisa Ortega Díaz y otras figuras del gobierno que hasta se exhiben hoy como “protegidos” de la CIA, el FBI y la DEA. Todos tienen en común el signo del golpe y muchos de ellos aún se refugian en Colombia.

La fuga de Ledezma ocurre en un momento en el que la conocida coalición opositora Mesa de Unidad Democrática, MUD, anda destrozada a lo interno, se pregona el regreso del diálogo en República Dominicana entre el Gobierno y la oposición, y el chavismo perfecciona su maquinaria electoral para supuestamente consolidar una triada de triunfos que data de las elecciones constituyentes en julio, la victoria del 15 de octubre pasado en comicios regionales, y la que se avecina el 10 de diciembre en las elecciones municipales.

Ledezma integra un bloque de ultraderecha que no reconoce los procederes que impulsa la MUD. Comparte iniciativas y agenda con María Corina Machado y Freddy Guevara; y el contraste con los sectores que apuestan a la vía electoral se ha tornado cada vez más confrontacional. Pertenece, no obstante, a un ala cada vez más marginada y aislada en sus propuestas aún cuando la dinámica política de Venezuela le ha terminado dando la razón. Tales contradicciones llevaron a Ledezma, junto a María Corina Machado, a crear recientemente un movimiento opositor contrario a la MUD, de nombre “Soy Venezuela”. La reacción de sus, hasta hace poco, aliados fue lanzar el movimiento “Venezuela está Primero”. Las diferencias llegaron al punto en que incluso en la Asamblea Nacional se reflejan las fracturas en la bancada opositora, con la creación de la Fracción 16J, cercana también a Ledezma y a Machado.

Salta la vista entonces que uno de los primeros beneficiarios de la fuga de Ledesma resulta ser la propia oposición, no por sentido de solidaridad, sino por eliminar una piedra que se ha tornado demasiado incómoda por sus críticas a la dirigencia de la MUD. Sin embargo, han surgido varias hipótesis que apuntan a la complacencia del gobierno en la supuesta fuga de Ledezma. Resulta significativo que de este modo el gobierno de Nicolás Maduro se quita la responsabilidad de cuidar a Ledezma. Sus campañas, que de inmediato comenzarán en el exterior, no habrán de lograr mucho más de lo logrado por otros. Es determinante el hecho de que el capital político de estos líderes opositores depende de su presencia en Venezuela, pues tiende a diluirse cuando están fuera del país. Ello bien los conoce el gobierno.

Ledezma se suma a una inmensa lista de dirigentes opositores que abrieron su corazón para jurar públicamente ante el país que lucharían hasta la hora final contra la dictadura de Maduro, pero que han terminado por asentarse a vivir en comodidad en Colombia, Estados Unidos, Europa, dando de lado al sagrado deber de responsabilizarse de sus actos y palabras.