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jueves, 9 de noviembre de 2017

El calor global nos cocinará poco a poco

Por Marina B.

Una versión provisional de la Declaración sobre el estado del clima en el orbe que cada año emite la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ha sido publicada este martes, anunciando que el 2017 será muy probablemente uno de los años más cálidos de la historia. Entre un aumento de la temperatura media global de 1,1 Grados Celcius entre enero y septiembre; la ocurrencia de fenómenos devastadores como los huracanes Irma, José y María en el Caribe insular, así como intensas sequías y olas de calor, el año que corre pasará seguro a los anales como el que ha registrado “tiempos extremos sin precedentes”.

Y es que en un apretado resumen meteorológico, el planeta, de forma general, ha presenciado las versiones más extremas de los fenómenos climáticos que acostumbran a producirse en cada región. El 2016 escaló la posición de año más caliente de la historia, tras sufrir los efectos exacerbados del fenómeno de El Niño; las temperaturas en Asia han llegado a los – 50 grados, los huracanes del Caribe y del Pacífico han llegado con fuerza brutal, acercándose los de este último incluso hasta Irlanda; sequía extrema en África e inundaciones devastadoras en la amazonia. Todo es parte de un conjunto que el secretario general de la OMM, PetteriTaalas, ha identificado como “calentamiento a largo plazo".

Además de estos desastres climatológicos ya palpables, el informe publicado hace referencia a otros indicadores del calentamiento global, pero a largo plazo, más preocupantes si tenemos en cuenta que la percepción de riesgo respecto a ellos por la sociedad es menor. Menciona así el aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, los que alcanzaron sus más altos valores en 2016 cuando el paso de El Niño desestabilizara la capacidad de los bosques tropicales para absorber esta sustancia. También menciona el incremento del nivel del mar y la acidificación de los océanos.

Cada informe sobre el calentamiento global pone más en evidencia el peligro creciente a que deben enfrentarse tanto las personas como las economías. Quizás el ejemplo más representativo ha sido el desastre causado por los huracanes en la región insular del Caribe, una de las más vulnerables en el planeta ante el aumento del nivel del mar. El “propio tejido de la vida en la Tierra” se encuentra expuesto si no “conseguimos encarrilar los objetivos las ambiciones del Acuerdo de París”, expresó Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático durante la inauguración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23) en Bonn, Alemania, marco en el que fue presentado el documento.

Por unos días, los gobiernos de todo el mundo se han reunido para debatir sobre el estado global del clima y ratificar o no el Acuerdo de París, marco rector de todas las acciones emprendidas para combatir el cambio climático. De su buen juicio y comprometimiento con la búsqueda de soluciones a la problemática ambiental, sobre todo de las grandes potencias económicas, depende en buena medida, nuestro futuro más cercano.