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sábado, 4 de noviembre de 2017

El fantasma ruso sobre la Casa Blanca

Por Elizabeth Almeida

Estados Unidos acusaba a Rusia de robar varios correos electrónicos del Partido Demócrata que distribuyó Wikileaks justo en la antesala de las presidenciales de noviembre pasado con el objetivo de ayudar al actual presidente a ganar las elecciones. Varias personas del entorno de Trump tienen lazos comprobados con Rusia. El FBI y el Congreso investigan con lupa si hubo algún tipo de coordinación entre el equipo de Trump y el Gobierno ruso en la injerencia electoral lo cual pondría en un serio problema al dignatario. Trump despidió el pasado 9 de mayo a Comey como director del FBI. Comey dirigía la investigación de la agencia policial vinculada a esos hechos. El presidente sostuvo en un inicio que le destituyó por recomendación de Rod Rosenstein, el fiscal general adjunto, por la mala gestión que hizo Comey del caso del servidor privado de la demócrata Hillary Clinton.

La perenne sombra de la trama rusa persigue al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Pese a que las investigaciones todavía no han podido demostrado que su equipo de campaña se coordinó con el Kremlin, un sondeo realizado el pasado verano por ABC y The Washington Post sostiene que un 40% de los ciudadanos estadounidenses creen firmemente que así fue. La indignación de muchos por esta posibilidad quedó patente el pasado martes cuando un hombre arrojó pequeñas banderas rusas al paso del presidente en su entrada en el Congreso. El indignado ciudadano también gritó: "Trump es un traidor".

El incidente ocurrió en el momento en que el presidente entraba al Capitolio para almorzar con varios senadores republicanos. Acompañado del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConell, Trump tuvo que mantener su sonrisa y pasar de largo mientras numerosos fotógrafos y guardias de seguridad que se encontraban en ese lugar se giraron para intentar descubrir quién había lanzado las banderas. El manifestante fue rápidamente identificado como Ryan Clayton, quien es integrante de un grupo activista contra Trump llamado "Americans Take Action".

Desde el mismo momento de su toma de posesión, Trump ha hecho frente a acusaciones que le vinculan a él y a varios miembros de su entorno con Rusia. Sobre la posibilidad de que existieses esa coordinación con el Kremlin hay abiertas investigaciones por los servicios de inteligencia, ambas cámaras del Congreso y una investigación que se realiza con la intervención de un fiscal especial independiente, Robert Mueller.

La Casa Blanca vive desde entonces en un escándalo permanente. Se suceden las revelaciones que persiguen a Donald Trump y fuerzan a sus colaboradores a dar constantes explicaciones. En todas las teorías hay líneas difusas pero todas ellas tienen un patrón común: están ligadas con una presunta conexión con Rusia del entorno del mandatario. Es la llamada trama rusa de Donald Trump.

Todas estas sospechas se han visto acrecentadas por un hecho en específico que ha puesto en tela de juicio la negativa del presidente estadounidense. En su comparecencia en el Senado, James Comey sostuvo fuertemente que Trump le despidió de su puesto de director del FBI precisamente por su investigación a la trama rusa y detalló cómo le presionó para cerrarla.

Estados Unidos acusaba a Rusia de robar varios correos electrónicos del Partido Demócrata que distribuyó Wikileaks justo en la antesala de las presidenciales de noviembre pasado con el objetivo de ayudar al actual presidente a ganar las elecciones. Varias personas del entorno de Trump tienen lazos comprobados con Rusia. El FBI y el Congreso investigan con lupa si hubo algún tipo de coordinación entre el equipo de Trump y el Gobierno ruso en la injerencia electoral lo cual pondría en un serio problema al dignatario.

Trump despidió el pasado 9 de mayo a Comey como director del FBI. Comey dirigía la investigación de la agencia policial vinculada a esos hechos. El presidente sostuvo en un inicio que le destituyó por recomendación de Rod Rosenstein, el fiscal general adjunto, por la mala gestión que hizo Comey del caso del servidor privado de la demócrata Hillary Clinton.

A pesar de eso, más adelante Trump reconoció que iba a despedir de todas formas a Comey y que en su decisión influyeron de sobremanera las pesquisas sobre Rusia. Y dijo al ministro de Exteriores ruso, según una filtración publicada en varios medios de prensa, que con el despido se había quitado un gran peso de encima en la investigación.

Desde su destitución, Comey se ha convertido en una verdadera pesadilla para la Casa Blanca. El exdirector del FBI confirmó hace apenas unos días las acusaciones que ha ido filtrando su entorno desde su despido: que Trump le exigió lealtad y que él se negó rotundamente a darla, y que también le instó a cerrar de una vez la investigación a Michael Flynn, que fue el primer consejero de Seguridad Nacional delmandatario, por sus vínculos con Rusia.