El “internet de las cosas” y algunos desafíos
Muchos no tenemos idea sobre qué significa el término “internet de las cosas”. Se trata de objetos conectados en la red de redes, y no nos referimos a celulares ni ordenadores, sino de objetos que utilizamos en la vida cotidiana y que normalmente no tienen la facultad de transferir la información a la nube ni reciben otros datos. Tal parece que este salto ya se ha dado, en esta era de hiperconectividad que nos ha tocado vivir.
Sin embargo, el hecho de que todos los objetos “hablen” entre sí y registren cualquier tipo de información, también los hace vulnerables a riesgos de hackeos y robos de datos. Además, los dispositivos conectados también se enfrentan otros problemas tecnológicos que están muy relacionados. Uno de ellos tiene que ver con la batería, cuya capacidad no ha avanzado mucho en los últimos tiempos, y el otro está asociado a la conectividad y el continuo manejo de información. En este sentido, una de las soluciones consistirá en fabricar dispositivos más simples, incluyendo tecnología sencilla, que no consuma excesivos recursos y sea capaz de transmitir información. Es por eso que compañías como Intel o Qualcomm piensan en componentes de menor consumo energético y capaces de integrarse en distintas formas de objetos electrónicos.
La red Sigfox constituye otra clara muestra de conectividad que combina la sencillez con el bajo costo. Se trata de frecuencias no licenciadas, en la banda 868 MHz, algo similar a la onda que emite el mando de la puerta del garaje, cuando apretamos el botón. Sin embargo, esta red sí presenta algunas limitaciones. Una de ellas es que solamente puede enviar 140 mensajes diarios y recibir 4. Como ventaja tenemos, eso sí, que el consumo es prácticamente nulo. En el mundo ya existen claros ejemplos del uso de la red Sigfox. Por ejemplo, la cadena de cafeterías Starbucks emplea la red en sus neveras para conocer que la cadena frío no se ha visto comprometida de ninguna forma.
También está Cerveza DAM que hace un mantenimiento preventivo de sus grifos en los bares, analizando si la temperatura de la cerveza es la correcta. Otro de los mejores ejemplos se halla en la empresa cántabra SAYME, cuyo proyecto más llamativo son los sensores para los contenedores de basura de Madrid, la capital española, los cuales tienen la capacidad de indicar si este se encuentra lleno o vacío. Precisamente, España es el país donde más dispositivos Sigfox existen en todo el mundo. Y es que las alarmas de Securitas Direct también la emplean como banda de comunicación segura. Además de la estandarización, todavía existen desafíos que superar, pero en el camino de solucionarlas se halla esta “internet de las cosas”.
