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miércoles, 15 de noviembre de 2017

El Vaticano no negocia con la salud

Por Miss GD

Hasta hace poco tiempo, el catalogado como el estanco del Papa recibía la vista regular de sacerdotes y obispos provenientes de todo el mundo, que aprovechaban su estancia en el Vaticano para comprar cigarrillos de la mejor calidad y hasta puros cubanos, también a un precio módico comparado con lo que actualmente se paga en Italia. El establecimiento, que también vende vinos y licores, no paga impuestos en el país y constituye un fervoroso privilegiosolamente apto para diplomáticos y empleados de la Santa Sede propietarios de una tarjeta especial. A partir del uso de ella estos podían adquirir un máximo de hasta cinco cartones al mes.

Hace poco hablábamos acerca de la prevención de las enfermedades, algo que representa un caso de extrema importancia para la medicina y la ciencia en general y es una de las primeras necesidades en una sociedad en la que se descuida muchas veces la salud y proliferan todo tipo de padecimientos, por ello se hace necesrio un arduo estudio de las infecciones para combatirlas cada vez con mayor precisión.

La ciencia ha ayudado, ha seguido su avance en el campo de la medicina y los expertos intentan hallar una manera de eliminar de una vez y por todas esos padecimientos que afectan desde épocas remotas a la mayoría de las personas. La tecnología y la robótica han avanzado tanto en la actualidad, que ya se utilizan en el ámbito de las curaciones y ahora se están realizando operaciones nunca concebidas que han logrado devolverle la vida y la plena existencia a numerosos pacientes que ya habían pensado que no podrían curarse nunca. Hasta ahora eran prácticamente inconcebibles determinadas operaciones y aplicaciones médicas, pues la tecnología aún no había avanzado tanto, sin embargo, hoy, los equipos médicos hacen cosas que solo pudieran ser considerados como verdaderos milagros.

Pero la sociedad a veces necesita solo un poco de valor y pensamiento para evitar padecimientos habituales que, sin embargo, a veces se llevan vidas. Uno de ellos constituye el molesto hábito de fumar, que a pesar de que se ha alertado en muchísimas ocasiones de los riesgos que conlleva, todavía es muy popular entre la población mundial.

Por ello se aplaude hoy la iniciativa salida del mismísimo Vaticano. El Papa Francisco ha prohibido la venta de tabaco en la Santa Sede y ha dejado claro que a partir del próximo año 2018 los residentes, diplomáticos y empleados del lugar que deseen seguir fumando, pues deberán retirarse los metros que separan el territorio del Estado del Vaticano para comprar cigarrillos en los locales de Roma.

Un fuerte golpe a este molesto y peligroso hábito ha dado el Vaticano, que explica que el motivo de tal cierre es muy simple y conocido, como asegura en un comunicado el portavoz del lugar, Greg Burke. La Santa Sede ha decidido que no puede colaborar con una práctica que perjudica claramente la salud de las personas y que además constituye un negocio que, manifiesta Burke, causa la muerte de más de siete millones de personas en el mundo cada año, según las cifras registradas por la Organización Mundial de la Salud.

Señala igualmente que a pesar de que los cigarrillos vendidos, a precio descontado, a empleados y pensionistas del Vaticano generan una gran cantidad de ingresos para la Santa Sede, ningún beneficio será legítimo si pone en peligro la vida de las personas. A partir de ahora, indica, quien desee seguir fumando en el Vaticano, donde está prohibido hacerlo en lugares públicos desde hace ya más de 10 años, deberá rascarse el bolsillo.

Por lo que ha quedado demostrado hasta ahora, la venta de tabaco representaba la segunda fuente de ingresos de la Santa Sede, solamente por detrás del combustible que se puede adquirir en la gasolinera, pues según cuentas oficiales del Estado, el estanco generaba una ganancia de alrededor de 10 millones de euros al año, lo que significa que quienes poseían esa tarjeta especial podían comprar cada día entre dos y tres cajetillas de tabaco.

Pero ahora, estos grandes beneficios para las arcas vaticanas ven su fin, ya que el papa Francisco ha decido cerrar en beneficio de la salud humana, aunque en detrimento de su economía.