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martes, 14 de noviembre de 2017

Hace más de dos siglos existía un robot que podía escribir

Por Elizabeth Almeida

El primerizo robot representa a un niño descalzo sentado en un escritorio, que hacía pequeños y repetidos movimientos mientras escribía. Como si de una persona se tratara, sus ojos siguen su manos mientras va formando las letras con una caligrafía esmerada, su cabeza se mueve un poco, ladeándose, y su mano coge la pluma y la sumerge en tinta cada vez que necesita recargarla. Un robot muy especial que es casi imposible de aceptar que fuera construido en el siglo XVIII. Pero también se conoce que el genio Pierre Jaquet-Droz fue un famoso relojero de ese siglo, y sus obras eran muy populares entre los más adinerados por su eficacia y originalidad.

Ya hemos hablado en ocasiones anteriores de lo lejos que ha llegado actualmente el desarrollo de la tecnología y la robótica, pero lo que muchos no saben es que este auge no se solamente actual, sino que viene desarrollándose desde hace más de 200 años.

No obstante, sí está claro que estas esferas sociales han avanzado tanto en la actualidad, que ya se utilizan robots para todo tipo de tareas, estos inventos de los seres humanos están por todas partes y son los encargados de la mayoría de los descubrimientos actuales, pues ahora está mucho mejor equipados tecnológicamente. En todas las esferas, estas creaciones de inteligencia artificial desarrollan su tecnología a niveles inesperados y resuelven esos problemas que podrían impedir el triunfo de determinado proyecto por su envergadura.

La robótica ha llegado a miles de esferas de la sociedad actual, incluso ya linda con el entretenimiento y la sana diversión, pues es tanto su desarrollo que incluso pueden penetrar en el mundo de los videojuegos y de las redes de comunicación actuales. Además, está claro que aunque la inteligencia artificial es un fenómeno que se viene desarrollando desde hace años, cada día evoluciona más y se crean muchísismos elementos que ya pueden dirigir y coordinar numerosas acciones sin necesidad de contar con la presencia o la inteligencia humanas.

Se han visto actualmente muchos filmes inspirados en el estilo futurista vinculado al desarrollo de las máquinas. Pero la ficción no está tan lejana de la realidad pues ahora sabemos que desde hace siglos las máquinas nos han acompañado realizando tareas claves para la humanidad.

De ello ya tenemos la prueba pues, ya en el siglo XVIII y antes de que cualquiera pudiera llegar ni siquiera, a imaginar lo que sería y representaría un ordenador, el inventor suizo Pierre Jaquet-Droz había construido un muñeco mecánico para copiar texto, como un antepasado de la máquina de escribir. Esta creación se conocía con el nombre de Writer Automaton y podía ser programado para escribir cualquier texto de hasta 40 carácteres. Más de 200 años atrás ya estaba en el mundo un muñeco ideal para hacer tweets.

El primerizo robot representa a un niño descalzo sentado en un escritorio, que hacía pequeños y repetidos movimientos mientras escribía. Como si de una persona se tratara, sus ojos siguen su manos mientras va formando las letras con una caligrafía esmerada, su cabeza se mueve un poco, ladeándose, y su mano coge la pluma y la sumerge en tinta cada vez que necesita recargarla. Un robot muy especial que es casi imposible de aceptar que fuera construido en el siglo XVIII.

Pero también se conoce que el genio Pierre Jaquet-Droz fue un famoso relojero de ese siglo, y sus obras eran muy populares entre los más adinerados por su eficacia y originalidad. Pero cuando no estaba ocupando realizando pedidos de tod clase para la aristrocacia de la sociedad, se le podía encontrar jugueteando con alguno de sus inventos, que destacaban por tener una gran versión de la tecnología de la época.

Pierre no solo creó a este útil robot escritor, sino que también creó una chica música autómata que podía programarse para tocar un pequeño teclado, como si de una muñeca actual se tratase. La robot “respiraba” y hacía pequeños movimientos con su torso para reequilibrarse cuando tocaba. Igualmente, este genial inventor creó pájaros mecánicos que podían revolotear y cantar en la habitación.

Casi tres siglos después, las invenciones de Pierre Jaquet-Droz siguen funcionando y pueden verse en el Museo de Arte y de Historia de Neuchâtel, en Suiza, demostrando el desarrollo de una robótica lejana en el tiempo pero muy eficaz. Desafortunadamente, los cuidadores del museo no permiten añadir funciones a los “niños” de Pierre, por lo que el pequeño escritor lleva garabateando el mismo texto desde hace muchísismos años.