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martes, 21 de noviembre de 2017

Insultó a Donald Trump y la despidieron

Por Mgo87

El menosprecio de un gran parte de la sociedad norteamericana, por el actual mandatario de la Casa Blanca, Donald Trump, y sus constantes y absurdos desaciertos, cada vez resulta más frecuente. La anécdota protagonizada por una mujer, Juli Briskman, ejemplifica además cómo premiar el menosprecio al presidente es señal de la polarización generada por Trump entre los ciudadanos de Estados Unidos.

La historia tuvo lugar el mes pasado cuando Briskman, natural de Virginia, se hallaba paseando en bicicleta y de pronto la caravana presidencial le pasó justo por el lado. El comportamiento de la mujer fue instintivo: levantó un brazo y sacó el dedo corazón de su mano, un insulto que le costó muy caro, pues luego de que la imagen se hizo viral, la compañía en la que trabajaba procedió a su destitución, debido a que provee servicios al Gobierno. Incluso, algunos clientes del centro de yoga donde la cincuentañera imparte clases de forma voluntaria, también se quejaron y pidieron su cabeza.

En entrevista con los medios de comunicación, Juli Briskman señaló que jamás pensó que “hacer un saludo con la peineta a la caravana del presidente y sus ocupantes” le costaría su puesto de trabajo, y tampoco se le ocurrió nunca que una fotografía donde aparecía haciendo el gesto se hiciera viral en las redes sociales. La mujer dijo además que con su comportamiento quiso expresa su descontento con el actual presidente norteamericano y sus intentos por desmantelar el sistema sanitario sin haber aprobado otro programa, la falta de condena a los los supremacistas blancos que mataron a una joven en Charlottesville en el pasado mes de agosto, o la terminación del programa DACA para inmigrantes indocumentados.

Fue así como sin pensarlo mucho Juli Briskman lanzó el insulto a la caravana presidencial, que llevaba consigo al republicano, quien salía de jugar al golf en uno de sus clubes en Virginia. Sin embargo, tras el incidente, otras reacciones no se hicieron esperar, esta vez en solidaridad con Briskman. En respuesta al despido ejecutado por la empresa, miles de personas se han puesto de acuerdo y le han donado a esta mujer más de 100.000 dólares. En menos de 15 días, alrededor de 5.000 personas habían recaudado esta cifra de dinero por considerar que Briskman era una “inspiración” por haber actuado como lo hizo. El premio al menosprecio al presidente es la principal moraleja de esta anécdota, que puede resultar graciosa, pero que ofrece un mensaje importante: los niveles de aceptación de Donald Trump siguen disminuyendo.