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sábado, 25 de noviembre de 2017

La cantidad sí importa a la hora de dormir

Por DianaLeon

Indudablemente el sueño es indispensable y tiene una influencia directa en nuestra calidad de vida e incluso en nuestras emociones o reacciones. Es por eso que se ha convertido en un tema esencial para aquellos que se preocupan por la salud. Cuestiones como cuánto dormimos y dejamos de dormir, concentran cada vez más la atención de la comunidad científica, así como saber cuánto preocupa a las personas su propio bienestar vinculado al sueño. Descansar unas 8 horas más o menos es una de las recomendaciones más extendidas acerca del sueño y se sustenta en estudios que indican que tanto los que duermen mucho como los que duermen poco tienen una probabilidad mayor de sufrir ciertas enfermedades y vivir menos tiempo.

Es por ello que, para afianzar la importancia del sueño, el descanso y algunas de sus particularidades, les dejamos algunos elementos que deberían conocer.

Descansar unas 8 horas más o menos es una de las recomendaciones más extendidas acerca del sueño y se sustenta en estudios que indican que tanto los que duermen mucho como los que duermen poco tienen una probabilidad mayor de sufrir ciertas enfermedades y vivir menos tiempo.

Sin embargo, en lo referido a dormir lo suficiente, no es solo lo relacionado con al cómputo total de horas, sino que es importante también acostarse siempre a la misma hora y no seguir cansados cuando nos despertemos.

Se asume que una persona duerme poco cuando de manera regular disfruta de menos de 6 horas diarias de sueño; por su parte, se considera que duerme demasiado si lo hace por más de 9 o 10 horas al día. En cambio, en lo relativo a los niños, se recomiendan hasta 11 horas de sueño nocturno; y los adolescentes deben hacerlo hasta por 10 horas. Sin embargo, aun así, es difícil determinar si la falta de sueño es la que provoca la enfermedad o si se trata de un síntoma causado por un estilo de vida poco saludable.

Por su parte, un estudio publicado en la revista Sleep, ha estimado que la reducción del descanso nocturno incrementa en un 12 por ciento el riesgo de muerte prematura.

La profesora de investigación cerebral experimental en el Trinity College de Dublín, Shane O`Mara, manifiesta que a pesar de las dificultades para establecer si la falta de sueño es causa o síntoma de una mala salud, estos son aspectos que se refuerzan mutuamente. Y es que las personas que están menos en forma hacen menos ejercicio, lo que conduce a dormir mal, terminan exhaustos y son menos propensos a hacer ejercicio, digamos que se convierte en un proceso cíclico.

Los que sí saben los expertos es que la falta crónica de sueño, que implica privarse de una o dos horas de sueño diario durante un período de tiempo, ha estado vinculada a una mala salud, de hecho, no es necesario pasar días sin dormir para sufrir estos efectos negativos.

En ese sentido, una revisión de 153 estudios hechos con más de 5 millones de personas determinó que no dormir lo suficiente se asociaba con padecimientos como diabetes, alta presión sanguínea, enfermedades de corazón y obesidad.

De hecho, algo alarmante es que privar a alguien de suficiente sueño por unas pocas noches consecutivas puede ser suficiente para conducir a adultos saludables a un estado prediabético. Y es que la moderada privación de sueño puede dañar la habilidad de nuestros cuerpos de controlar los niveles de glucosa.

Otras conclusiones que demuestran cuánto inciden las horas de sueño en nuestro organismo son que la falta de sueño debilita el sistema inmune haciéndonos más propensos a adquirir infecciones, y haciendo que las vacunas sean menos efectivas. Incluso, se asocia con algo tan simple como un resfriado, pues una investigación demostró que los participantes que descansaban menos de 7 horas tenían casi tres veces mayor probabilidad de coger gripe que aquellos que dormían 7 o más horas.

Además, la insuficiencia de sueño produce un exceso de la hormona ghrelina, vinculada con la sensación de hambre, y, a la vez, causa una escasa producción de la hormona leptina, relacionada con la sensación de saciedad, efectos que podrían contribuir con el riesgo de obesidad.

Además, hay vínculos con las funciones cerebrales y con las probabilidades de sufrir demencia a largo plazo. En ese sentido, la especialista O'Mara refiere que los residuos tóxicos se acumulan en el cerebro en el día y son vaciados del cuerpo durante el sueño, por lo que si no dormimos lo suficiente, terminamos en un estado de ligera conmoción.

Y aunque estos datos son alarmantes para todos aquellos a los que los horarios laborales o las obligaciones los mantienen lejos del sueño por más de las 6 horas recomendadas, tampoco parece ser que excedernos en el dormir sea la solución o aporte mejorías al organismo. Y es que aunque existe menos claridad en lo referido al impacto de dormir en exceso, se conoce que está vinculado a un peor estado de salud y un mayor riesgo de declive del conocimiento en los adultos mayores.