La paz encuentra trabas en Colombia
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha admitido recientemente que existen dificultades en la implementación del acuerdo de paz logrado con la ex guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo. No obstante, Santos dijo que había avances también. El jefe de Estado de la nación neogranadina señaló que las negociaciones con las FARC EP, que duraron cerca de cuatro años en La Habana, fueron difíciles. Para el presidente implementar lo pactado es la parte más complicada del proceso de paz. Precisamente la construcción de la anhelada paz es mucho más contradictoria en un país acostumbrado a la violencia.
El acuerdo fue ratificado por el Congreso colombiano y avalado por la Corte Constitucional. Para Santos y cualquiera que sienta el conflicto colombiano, es difícil decirle a la sociedad que aquel que era tu enemigo es ahora uno más. Sin embargo, esos son retos a los que se enfrentarían los colombianos cuando decidieron optar por el camino de la reconciliación.
Mucho se ha avanzado también. En muy corto tiempo ya la ex insurgencia es un partido político y está participando en todos los esfuerzos por concientizar a las personas de la importancia de dejar los fusiles silenciados. A menos de un año de firmado el documento se puede decir que hay logros sustantivos en temas como los títulos de las tierras a quienes no tenían, la eliminación de las minas antipersonas, el combate contra los cultivos de hojas de coca, así como la aprobación de varias reformas constitucionales.
Santos dijo que producto del acuerdo de paz cerca de seis millones de víctimas del conflicto de más de medio siglo han sido reparadas. Ejemplificó con la restitución de terrenos a más de 31 mil personas a través del Programa de Restitución de Tierras; y alrededor de 175 municipios han sido declarados libres de minas antipersona.
El Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC EP firmaron el acuerdo de paz el 24 de noviembre de 2016. Ello dio paso a la concentración de cerca de siete mil miembros de esa guerrilla en campamentos desde donde participaron en el proceso de dejación de sus armas. Dicha etapa fue verificada por representantes de instituciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Luego, el grupo se convirtió en un partido político nombrado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, manteniendo las siglas FARC.
Como grupo político han denunciado al gobierno y a las instituciones del Estado colombiano por la persecución y asesinato de líderes sociales que hacen vida en el campo colombiano mayoritariamente.
