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miércoles, 29 de noviembre de 2017

Las cuestionables "prioridades" de Australia

Por Diana Lorenzo

Bien deben conocer los australianos sus prioridades y necesidades, de nada valdrían los consejos de medio mundo sobre la conveniencia o no de sus decisiones. Pero sin dudas, y por mucho que se apele a la razón, resulta contradictorio, impactante, el conocer que los dos más grandes estadios del país continente, incluido el que se construyó para los Juegos Olímpicos Sídney 2000, serán destruidos para levantar nuevos recintos. La medida, como toda aquella que de alguna manera engorde el orgullo nacional, es gratamente abrazada por un minoritario sector que percibirá los beneficios de las nuevas obras, pero a su vez, limita a otros muchos, de inversiones sociales que aporten genuina calidad de vida.

Las obras responden a un controvertido programa de grandes inversiones según anunció el gobierno local.

El ANZ Stadium, inaugrado en 1999, en vísperas de la cita olímpica, conocido también como Stadium Australia y Telstra Stadium, tiene actualmente una capacidad de 83 mil 500 espectadores. Su sustituto será un moderno estadio rectangular de 75 mil plazas, según anunció Gladys Berejiklian, primera ministra del Estado de Nueva Gales del Sur, del que Sídney es la capital.

Por su parte, el Allianz Stadium fue construido en 1988 para concentrar a 45 mil 500 espectadores. El recinto que le reemplazará tendrá la misma capacidad, pero por costes que rondarán los 2 mil millones de dólares australianos, aproximadamente 1.280 millones de euros.

Ante el número creciente de esperadas críticas, la ministra alega que con las nuevas adquisiciones, “los aficionados estarán más cerca de la acción que antes, con gradas elevadas que crearán un muro de color y sonido inspirado en el Coliseo”. Además, en materia de desarrollo deportivo “esta inversión significará que podemos optar a eventos mundiales como la Copa del Mundo femenina de la FIFA o el Mundial de rugby“, apuntó. Por supuesto, federaciones deportivas como la Rugby Australia, ha aplaudido con devoción el novedoso proyecto.

"¿Para qué hacer eso? ¿Es que el partido entre Waratahs y los Bulls en Super Rugby llevará 45.000 personas al estadio? Cuestionó Luke Foley, principal opositor del gobierno local, quien catalogó la inversión de inútil. ¿Y es que acaso el país continente no tiene otras prioridades? ¿Su eslogan de primerísimo mundo alcanza a cada ciudadano, se materializa en calidad de vida?

Se pudieran citar algunos ejemplos que exponen sus principales carencias, quizás aquellas rutas que pudieran tomar los fondos de las arcas nacionales.

En abril del presente año, una representación de la ONU ofreció al Gobierno australiano una serie de “recomendaciones” para enmendar las faltas en los derechos de algunos ciudadanos, fundamentalmente aborígenes. Entre ellos mejorar el sistema jurídico y agregar fondos para la inclusión de la minoría. Resulta que las condiciones de las cárceles en ese país son infrahumanas. Por transitividad no existe un programa social establecido que permita la inserción o reformamiento posterior de una mayoritaria población adolescente en los centros penitenciarios.

Como a la mayoría de los países latinoamericanos el problema de las exportaciones afecta la economía australiana. Países que hasta hace pocos meses eran “clientes habituales” de los productos australianos, como los de la Eurozona, China y los Estados Unidos, ahora han disminuido niveles mínimos sus compras al exterior. Así que el desempleo producto de la poca eficiencia empresarial está afectando al australiano común. ¿Acaso no es más factible invertir en sectores que equilibren la balanza comercial?

Educación, salud…Ciertamente ambos sectores gozan de buen prestigio en ese país. Salud gratuita, educación de altos estándares de formación, pero aún así, la población mundial se acrecienta, y la creación de nuevos hospitales, centros médicos, escuelas, nunca es una inversión sobrada. Y claro, puntúa a un mayor nivel que crear un megaestadio millonario para jugar rugbie.