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jueves, 2 de noviembre de 2017

Mil maneras de morir

Por javier91

La Organización Mundial de la Salud toma estadísticas precisas sobre todos los aspectos que hacen a la salud de las personas. Desde enfermedades infecciosas hasta la calidad del aire que respiramos, todo se tiene en cuanta. Claro que la Organización se enfrenta a problemas de información, ya que no en todos los países existe acceso abierto a este tipo de datos. Aún así, año a año se puede obtener un estimativo de la cantidad de personas que murieron, y por qué lo hicieron. Pero existen otras causas relacionadas con la muerte que no aparecen en la lista que cada año publica la OMS.

Por ejemplo la soledad. La falta de lazos sociales puede reducir la esperanza de vida igual que el hábito de fumar 15 cigarrillos al día. La psicóloga Julianne Holt-Lunstad también colocó la soledad por encima de la obesidad por su potencial dañino para el organismo. También llevar una vida sedentaria. La silla de oficina es el principal enemigo de la salud urbana. Según un metaestudio de 2014, cuanto más tiempo pasa una persona sentada o acostada, mayor es el riesgo de desarrollar una variedad de enfermedades Independientemente de si hace deporte en su tiempo libre, una silla, un sofá y un sillón continúan matándolo mientras descansa o trabaja.

Además, la insuficiencia de sueño. Según las Instituciones de EEUU para el Control y la Prevención de Enfermedades y confirmado por la OMS, la falta de sueño aumenta el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular y es casi tan peligroso para los vasos sanguíneos como el tabaquismo.

La exposición al sol y los rayos UVA. El peligro del exceso de los rayos UVA hace tiempo se asociaba con el elevado riesgo de padecer cáncer. En 2014, los investigadores de la Universidad de California estimaron que los rayos UVA provocan cáncer de piel con más frecuencia que el tabaquismo. Tener una dieta insuficiente y poco equilibrad. La OMS considera no menos peligroso que los cigarrillos el azúcar, los alimentos enlatados o las grasas saturadas. Según confirmó un estudio de 2016 las dietas poco saludables matan a más personas en todo el mundo que el alcohol, el tabaco y los efectos del sexo sin protección combinados. Aparte de estos hábitos, hay otros especialmente perjudiciales para el cerebro que dependen menos de nosotros como la contaminación del aire —pues si al cerebro le falta oxígeno, su actividad se hace mucho más lenta-, o la falta de estímulos y desarrollo por lo cual es preferible leer un libro o jugar al ajedrez que ver la televisión.