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jueves, 2 de noviembre de 2017

Otra victoria para la dignidad argentina

Por LauraB

Excelentes noticias dentro del caldeado panorama político argentino: la asociación Abuelas de Plaza de Mayo encontraron a la nieta número 125. La presidenta de la organización de Derechos Humanos, Estela de Carlotto, anunció en Buenos Aires que se trata de la nieta de Lucía Rosalinda Victoria Tartaglia. Ella fue una de los tantos desaparecidos políticos de la última dictadura cívico militar en la nación sudamericana. Lucía fue secuestrada cuando tenía 24 años de edad en 1977. Su bebé nació en cautiverio porque al momento de su desaparición estaba embarazada. Casi 40 años después, tras las muestras llevadas al Banco Nacional de Datos Genéticos se identificó a Victoria.

Las Abuelas de Plaza de Mayo comunicaron la noticia agradeciendo la perseverancia de su incansable búsqueda y de las diversas organizaciones de Derechos Humanos que colaboran para hallar la identidad de los cerca de 30 mil desaparecidos que dejó la dictadura. La mayoría de los jóvenes a quienes le arrebataron sus bebés recién nacidos o dieron a luz en cautiverio eran militantes de izquierda.

Los hijos de desaparecidos sustraídos eran entregados mayormente a militares, quienes los inscribían con sus apellidos. También eran cedidos a familias afines al régimen de facto. Todos fueron víctimas de la violencia indiscriminada, la persecución, la represión, la tortura y el terrorismo de Estado. Formaban parte del llamado Plan Sistemático que contemplaba cortar los lazos de sangre entre los niños secuestrados, ya fuera en operativos junto con sus padres, o los nacidos en cautiverio.

La apropiación de menores aprovechando fue denunciado por la organización Abuelas de la Plaza de Mayo. Estas defensoras de la justicia y los derechos humanos comenzaron su búsqueda en la década de los 70 como un retoño de la asociación Madres de la Plaza de Mayo que reclama por los desaparecidos.

En la actualidad estiman en 500 los casos de menores desaparecidos durante la represión. A estos se les suman los niños que, se presume, fueron asesinados. Entre quienes han encontrado a sus familiares está el poeta argentino Juan Gelman. En el año 2000 él encontró a su nieta desaparecida de nombre Macarena. 

La apropiación de menores fue un delito que no se constituyó como figura penal hasta después de las leyes del perdón y del indulto de los años 80. A finales de los años 90 las Abuelas consiguieron que la apropiación y el robo sistemático de hijos de desaparecidos fueran considerados delitos de lesa humanidad.

Estas parecen historias de ficción, sin embargo son la huella más reciente y dolorosa de toda una nación.