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viernes, 17 de noviembre de 2017

Por los restaurantes de Cuba

Por deltoro

Uno de los grandes desafíos de muchos restaurantes en el mundo es mantener la calidad en el tiempo. En Cuba regresó esta semana el restaurante La Concordia, que hasta ayer ostentaba el 4to lugar de nuestro ranking corroborado en 3 visitas, pero en esta cuarta ocasión la calidad se desplomó en 45 minutos. Lo más preocupante de esta última visita fue ser víctimas de unos de los problemas que a menudo sus comensales comentan.

En español el plural se expresa generalmente con los sufijos s y es y cuando un restaurante, posicionado entre los mejores, anuncia en su carta Brochetas de cerdo con Frutas a la parrilla eso si, sin incluir ninguna guarnición, el cliente que sabe distinguir entre el plural y el singular, asume que el plato al menos tendrá más de una brocheta y más de un tipo fruta. Cuando los se transforman en una brocheta con 5 pedazos de cerdo duros y sin sabor junto con 4 pedazos de piña, el gato nos pasó por liebre.

Pero que es lo que ha pasado será que hubo cambio chef, cambio de dueño, o los cocineros tuvieron un mal día, o cuando se escribió la carta hubo confusión entre el plural y el singular de los productos. En este artículo pretendo compartirles a ustedes los lectores una reseña sobre la paladar Habana 61, un sitio que se encuentra en la cúspide de los restaurantes cubanos, y según TripAdvisor es el restaurante número 1 en Cuba, es recomendado por Excelencias Gourmet y muy bien posicionado por AlaMesa.

En esta paladar, a la parrilla expone una pequeña muestra de Ruta del Capuchino cubano. De los más de 30 lugares en que el Capuchino ha sido degustado reiteradamente por la crítica Jessica Rodríguez quien tuvo dos experiencias muy diferentes: café-dulcería Arca de Noé y restaurante-bar Amelia.

Pasando por la Calle Habana # 61 en el famoso barrio La Catedral de la Habana Vieja y he encontrado un pequeño restaurante que contaba con un único salón de forma rectangular, estrecho en la entrada y alargado hacia el fondo. La primera impresión fue estar en un lindo café parisiense, no solo por el diseño y las mesitas pequeñas, sino también por la concurrencia del lugar, principalmente de visitantes foráneos, desde horas tempranas.

El poco espacio entre las mesas, hace de este paladar el lugar perfecto para escuchar las conversaciones de otros comensales o compartir las suyas con algún curioso turista. Sin embargo, el gran espejo al centro y la inmensa fotografía de La Rampa, junto con la acertada música de fondo con el volumen perfecto, invitan a obviar el ambiente y concentrarse en el variado y balanceado menú.

Para comenzar pedí un Daiquirí 3.50 CUC que realmente fue un fiasco, debido a su mal balance de dulzor, al jugo de limón demasiado amargo o sencillamente de mala calidad y al “desnutrido” frappé con grandes pedazos de hielo. Para no dar un criterio desacertado acerca de la coctelera, pedí un Mojito3.50 CUC servido en un vaso ancho con la hierba buena poco macerada, que solo nos dejó la opción de convertir el absorbente en un macerado emergente.

Quise darle de un lado al terrible comienzo, pero me sorprendió la crema de malanga 3 CUC que superó mis expectativas por su exquisita textura y abundancia. La armónica mezcla del ajo, la cebolla y los pedacitos de tomate grillado le aportaron un sabor exclusivo. Quizás una de las mejores cremas de malanga que hemos probado en los últimos tiempos.

Quise degustar un Seviche de 4.95 CUC hecho con pargo, no fue el más celebrado, aunque tenemos que destacar su excelente textura, el fresco sabor y la perfecta combinación entre el cilantro y el picante natural, este último elaborado en el establecimiento. Me resultó muy interesante la subdivisión de las ofertas de platos fuertes entre “Comida cubana tradicional” y “Comida cubana contemporánea”. Para realizar una crítica acertada escogí de la tradicional, la Ropa Vieja 6.95 CUC y de la contemporánea el Lomo de Atún, picada de ajo, cebollino, perejil y tomate 8.75 CUC. ME sorprendió la exquisitez de una cocina cubana de excelencia y engullí ambos platos acompañados de dos abundantes guarniciones, en las que el arroz destacó por encima de los frijoles negros, que resultaron el punto bajo.

No podía faltar el postre. El Pudín de Coco con Salsa Curry definitivamente me atrapó la curiosidad convirtiéndose en mi elección para el postre. Aunque su sabor fue poco trascendental, la original salsa combinada con el dulce de coco dio una señal de alerta a mi paladar. El servicio fue amable y, aunque apurado en ocasiones, nos ofreció buena atención y respuestas atinadas a las interrogantes. Resultó agradable poder conocer sus nombres a través de las etiquetas en sus impecables uniformes, pero quedamos deseosos de un servicio más personalizado. Lástima que la gran concurrencia para apenas dos dependientes, conspirara en ese sentido en su contra.