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viernes, 10 de noviembre de 2017

Primer ministro belga se lava las manos en caso Puigdemont

Por Lorena rey

Mientras Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat de Cataluña ofrece declaraciones a Catalunya Ràdio desde Bruselas, donde asegura no temer a la prisión si al final la justicia Belga decide extraditarlo, como indica la orden europea que pende sobre su cabeza y la de sus exconsellers; el primer ministro belga también ha considerado necesario aclarar sus posiciones al comparecer ante la comisión de Interior del Parlamento del país. Este miércoles la máxima autoridad belga ha dejado claro que su interlocutor en la crisis catalana es España y nadie más. De Puigdemont ha dicho que “debe responder por sus actos”.

El liberal francófono Charles Michel manifestó además que su gobierno no tomará partido en el proceso judicial que tiene lugar en Bruselas para deportar o no a los catalanes. El primer ministro ha debido hacer frente a decenas de preguntas de diputados de varias corrientes políticas quienes reprochan su actitud ante la llegada de Puigdemont y los exconsellers a Bélgica. Este hecho ha sin dudas tensado las relaciones con España, y parece haber alcanzado incluso a sacudir a su propio gobierno. Michel ha debido aclarar que no tomó parte alguna en la llegada de la comitiva catalana a suelo belga y que Puigdemont ha dejado claro que eligió a Bruselas como capital europea y no para inmiscuirse ni comprometer la política belga.

Por ello recalcó que el proceso que tiene lugar en Bruselas será tratado solo desde lo judicial y no con implicaciones políticas, para dejar bien claro que serán los tribunales, y no el Gobierno, los que pondrán el punto final al asunto. Ha zanjado así las polémicas declaraciones realizadas por su secretario de Estado de Inmigración, Theo Franken, quien había hecho alusión a un posible asilo del gobierno belga para Puigdemont.

Y es que en este país las cosas no han estado tranquilas los últimos tiempos. Tras cinco meses sin gobierno, al fin una coalición de los tres principales partidos políticos logró llegar a un acuerdo de proyecto de gobierno, siendo el principal de estos el nacionalista flamenco N-VA. Esta última fuerza política tiene entre sus principales directrices la independencia de la región de Flandes del resto del país. Por lo que no es de extrañar su simpatía con los catalanes y su animosidad con el gobierno de Mariano Rajoy, que ha mandado tras las rejas a la mayoría de los integrantes de la Generalitat. La llegada de Puigdemont ha promovido debates en el parlamento belga, que después de tanta inestabilidad política, no es precisamente lo que más necesitaban.