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jueves, 2 de noviembre de 2017

Se abrió camino como uno de los mejores jugadores de fútbol

Por Miss GD

Aunque hoy en día y por la popularidad que ha despertado un deporte tan estelar como el fútbol, la mayoría de los récordas han logrado superarse, algunos se han mantenido intactos en el tiempo. Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, además de otros actuales y valiosos jugadores, son las grandes estrellas del inicio del siglo XXI y han roto múltiples récords que estaban por batir desde hace muchos años, además, por su juventud y talento, todo apunta a que algunos más se llevarán muchísismos más por delante. Sin embargo, muchas otras figuras también han hecho historia en el mundo deel fútbol y hoy han creado leyendas urbanas que sirven de ejemplo a todos aquellos que dejan su alma en el estadio.

Una de estas estrellas fue Manuel Francisco dos Sagarrinchantos, quien nació el año 1933 en Magé, un municipio de Rio de Janeiro, en el muy futbolístico Brasil. Al nacer, sus hermanos le llamaban Garrincha, al igual que un pájaro, pues según decían, lo veían tan rápido y tan feo como él.

El también llamado Mané, nació con genu valgo, una deformidad muy perceptible de las piernas que hace que se vean con un ángulo hacia fuera de tal manera que las rodillas están muy próximas y los talones separados. Además, su pierna derecha era 6 centímetros más corta, y sufría de escoliosis. Todo ello se agravó depués cuando fue aquejado por poliomielitis (polio), una enfermedad infecciosa que afecta al sistema nervioso y puede dejar secuelas físicas. Se suma a todo ello, que Mané era adicto al tabaco desde los diez años. Por ello no quedó más remedio que operarle, operación que no resultó tan bien como se esperaba, aunque le sirvió de mucho en el futuro.

Garrincha comenzó a jugar al fútbol en la playa y le encantaba el deporte. Para ayudar a la economía de su familia, debió ponerse a trabajar en una empresa textil que disponía de equipo de fútbol, y por ello Mané hizo sus primeras prácticas allí. Eso le sirvió para que el año 1953 fuese captado y le contratase el Botafogo. Así empezó su carrera como profesional que hoy en día sigue sorprendiendo a muchos, por su excelencia en el deporte a pesar de los males que lo aquejaban.

Mané jugaba de extremo derecha y a pesar de su enfermedad, era muy rápido, según relatan fuentes cercanas. Sus piernas arqueadas y malformadas aún tras la operación representaban una completa incógnita para los defensores que intentaban pararle y que, debido a la posición antinatural del pie, no sabían por dónde iba a patear el balón. Por eso, hoy Garrincha es considerado uno de los mejores regateadores de la historia del fútbol.

Sus mejores resultados le llegaron jugando en su selección nacional, en Brasil. Allí compartió equipo con el gran Pelé y cuando jugaban juntos jamás fueron vencidos. Su su primer mundial fue en Suecia en el año 1958, y Garrincha compartió fama con Pelé pues, a pesar de no marcar, fue decisivo en la final dándole dos asistencias a Vavá. Pero su mayor victoria llegaría cuatro años más tarde, en Chile 1962, cuando Pelé se lesionó en el segundo partido y no pudo disputar lo que le quedaba de Mundial. Allí, Garrincha asumió el liderazgo del partido y marcó cuatro goles, dos de ellos en semifinales, que fueron vitales para que Brasil ganase su segundo Mundial consecutivo.

Pero los vicios lo llevaron a un pronto final. Además de ser un adicto al tabaco, también lo fue al alcohol y a las mujeres, y tuvo 14 hijos reconocidos. Todas las adicciones le sirvieron para acabar casi completamente arruinado y como un alcohólico. Garrincha falleció inmerso en la miseria el 20 de enero de 1983 en Río de Janeiro, debido a las graves consecuencias de una congestión pulmonar, además de pancreatitis y pericarditis. Su velatorio se realizó en el estadio de Maracaná y, con la leyenda que lo rodeaba, fue multitudinario.