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domingo, 19 de noviembre de 2017

Trump y las nuevas medidas económicas contra Cuba

Por EvelynR

Desde el pasado 9 de noviembre entraron en vigor un grupo de restricciones que incrementan el cerco y las hostilidades de Estados Unidos contra el gobierno de Cuba. Con estas se hace más complejo el proceso para aquellos estadounidenses interesados en hacer negocios con la Isla o en viajar a la nación caribeña. Con estas medidas se revierten importantes aspectos del acercamiento entre ambos países. De hecho, según Reuters estas representan un retorno a la posición más dura de esa nación con respecto a la Isla, antes del restablecimiento de las relaciones en 2015. Varias fuentes consideran que las medidas impactarán de forma negativa en el número de estadounidenses que visitan Cuba y perjudicarán al sector privado que Trump supuestamente busca apoyar.

Si bien la repercusión internacional de las medidas, que no pueden más que calificarse de arbitrarias, no se hizo esperar, debemos precisar que lo decidido no sorprende pues está en completa consonancia con la posición del mandatario Donald Trump hacia Cuba, planteada desde sus promesas de campaña y reforzada hace solo unos meses, en junio pasado, con la firma del memorándum que anunciaba una reversión del acercamiento impulsado por su predecesor Barack Obama.

Como señalan análisis de medios internacionales como Reuters, Sputnik y USA Today, con estas medidas se revierten importantes aspectos del acercamiento entre ambos países. De hecho, según Reuters estas representan un retorno a la posición más dura de esa nación con respecto a la Isla, antes del restablecimiento de las relaciones en 2015…

Estas son decisiones justificadas por el mandatario para impedir que los dólares americanos ayuden a sostener el Gobierno cubano… Sin dudas, los efectos en la economía de la Isla son innegables, pues se atacan el turismo, el comercio y la exportación. Pero son también un freno para las ya de por si complejas maneras de los estadounidenses de viajar a Cuba... Si la idea del presidente es reforzar el apoyo al sector privado cubano, ofreciéndolo como única vía de acceso e intercambio para los ciudadanos estadounidenses, cómo explica entonces que se recrudezcan las posibilidades y libertades de estos para viajar a la Isla.

En ese sentido, varias fuentes consideran que las medidas impactarán de forma negativa en el número de estadounidenses que visitan Cuba y perjudicarán al sector privado que Trump supuestamente busca apoyar. Y es que, según datos recientes de la nación caribeña, durante el 2017 más de medio millón de norteamericanos y más de 320 mil cubanos residentes en Estados Unidos realizaron visitas al territorio caribeño, cifras que, no lo dude, decrecerán significativamente ante las imposiciones establecidas para los viajes.

En cuanto a la vertiente de los negocios entre ambas naciones, desde el restablecimiento de las relaciones las posibilidades de intercambio comercial paulatinamente comenzaron a valorarse por empresarios estadounidenses. Sin embargo, como refirió la directora general para los Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, y recoge el medio de información Cubadebate, las medidas afectarán también a dichos empresarios, que perderán interesantes oportunidades de negocios existentes hoy en la Isla, frente a su competencia.

Es por ello que, las reacciones y opiniones de rechazo de empresarios y políticos norteamericanos no se hicieron esperar. Uno de ellos fue Ben Rhodes, antiguo asesor del expresidente Barack Obama, quien señaló en su cuenta en Twitter que, las acciones de Trump bajo la influencia del senador Marco Rubio, perjudicarán al sector privado cubano, sobre el cual mintieron al decir que pretendían ayudarlo… Otra esclarecedora sentencia del funcionario, está relacionada con la política interna de esa nación, al subrayar que si bien Trump no regulará que tipo de armas de asalto pueden comprar los estadounidenses, sí puede decirle qué tipo de refresco tienen que consumir en Cuba. Recordemos que esta reflexión está enmarcada en las recientes agresiones con armas que se han dado en esa nación.

Por su parte, el senador demócrata Patrick Leahy consideró como una reminiscencia de la Guerra Fría las nuevas restricciones para los norteamericanos interesados en hacer negocios con Cuba y viajar al país. Calificándolas, como medidas que se esperarían de un gobierno totalitario paranoico y no de una democracia.

La coalición Engage Cuba, promotora del acercamiento entre Estados Unidos y la nación caribeña, consideró profundamente lamentable la emisión de las nuevas restricciones. Con anterioridad, esta asociación había reflejado en un estudio, que durante el mandato de cuatro años de Trump, tal reversión costaría a Estados Unidos 6 mil 600 millones de dólares y afectaría 12 mil 295 empleos.

El anuncio de las restricciones ocurre, además, en momentos en los que varios sectores económicos, académicos y comerciales de Estados Unidos están interesados en extender los vínculos con la nación antillana, y cuando encuestas muestran que la mayoría de los norteamericanos favorecen el fin del bloqueo contra la Isla.

Entonces, si consideramos estas estadísticas, cabe preguntarse hasta qué punto el repetido eslogan de Trump de hacer a América grande otra vez, está entre sus verdaderas prioridades, o en las de aquellos que marcan las pautas políticas en lo relativo a las relaciones entre ambos países.