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martes, 21 de noviembre de 2017

Un lugar llamado Kavumu

Por Yamy

África siempre ha sido un territorio sin igual, hermoso, rico en recursos, en flora, en fauna y cultura, pero sometido hasta la médula. Dicen los científicos que allá se originó la vida, y al mismo tiempo pareciera haberse estancado solo un poquito después, y haberse quedado detenida hasta el día de hoy. Es lamentable no solo que potencias extranjeras y prósperas hayan puesto todo su empeño en saquearla, también es triste lo que sucede a lo interno entre sus propios protagonistas porque no son pocas los países africanos que además de ostentar una tremenda pobreza, manifiestan conductas extremistas, violentas, machistas, crueles.

En la República Democrática del Congo hay un pueblo que se llama Kavumu, y allí justamente, entre 2013 y 2016, tuvo lugar un dramático acontecimiento que marcó al país africano para siempre; y por lo cual se asegura que El Congo es uno de los cinco peores países del mundo para las mujeres. Nacer mujer allí puede ser fatal, tal y como les ocurrió a un grupo numeroso de niñas que fueron brutalmente violadas durante esos tres años, con fines religiosos. Quizás no sea noticia de dominio internacional porque el mundo occidental no incluye en sus agendas estos sucesos, pero existió, y es inhumano, como lo son otros tantos hechos en ese mismo continente.

El contexto

El llamado “fenómeno Kavumu” tuvo como escenario a un país plagado de conflictos políticos y económicos, que han hecho de la República Democrática del Congo una nación en crisis con altos índices de corrupción, una elevada tasa de desempleo, deficientes instalaciones médicas, e insalubridad aguda; falta de acceso al agua potable, además de los más de 1,5 millones de personas que se encuentran al borde de la hambruna. Y lo contradictorio es que estamos hablando de uno de los países africanos con el subsuelo más rico de todos por sus minerales, en especial el coltán, ungsteno, uranio, estaño, y diamantes. De todo el continente, El Congo es el país con más desplazados internos, aproximadamente unos 3,8 millones; y a la vez acoge a 500 000 refugiados de Burundi, la República Centroafricana y Sudán del Sur. En El Congo no hay garantías para la vida, y mucho menos para las mujeres.

Con más de 20 años de conflicto armado, en la actualidad la inseguridad es tremenda en El Congo, y se ha ido de las manos, sobre todo en zonas rurales, que es donde se producen más ataques. Es usual que tanto rebeldes como cualquier hombre al azar que porte un arma, o un facsímil, irrumpan en los hogares, que son muy endebles, para hacer todo tipo de fechoría: robar, violar a mujeres, no importa si son niñas. Y ya eso no tiene que ver con la guerra, lo hacen por pura maldad, otras veces por religión, y también para esclavizar. En el país africano se ve mucho que los grupos rebeldes se lleven a las mujeres de sus poblados para que en los cuarteles les sirvan de esclavas sexuales a la propia milicia. Esas mismas niñas esclavas también son convertidas en soldados, las obligan a ir al frente, matar y robar. En ese contexto las mujeres son cruelmente violadas y vejadas sistemáticamente.

El fenómeno Kavumu

Las referencias indican que Kavumu es el pueblo de El Congo donde las niñas empezaron a ser víctimas de agresiones sexuales debido a supersticiones mágicas. Hay que tener en cuenta que África está plagada de intensas culturas religiosas, son muchas y diversas las religiones que allí convergen, y de hecho son culpables en gran parte de los conflictos. Y en ese poblado, en particular, se cree firmemente en la magia y en la brujería. En este caso de Kavumu, los hombres creyeron que la sangre de las niñas vírgenes podía tener efectos extraordinarios como hacerles inmunes a las balas, y curarles el VIH. Le llaman el diamante rojo, y le atribuyen toda cantidad de poderes como sacarles de la pobreza y conseguir trabajo. Incluso tenían la cruel previsión de que mientras más pequeñas fuera la niña más potente sería el resultado, pues habría más garantía de virginidad.

Las niñas o las mujeres violadas quedan tan dañadas, que muchas veces no encuentran soluciones adecuadas de inmediato, pues necesitan cirugías importantes y tratamientos de recuperación psicológica, además, se trata de una situación agravada por el estado deplorable de sus instalaciones médicas, y porque muchas familias no acuden al médico por vergüenza o dejadez.

El fenómeno Kavumu fue un hecho que partió de aquel pueblito y se extendió a todo el país, y ha sido denunciado internacionalmente, pero como es un país sumido en un caos horrible, con unas leyes y un desorden social muy grande, la mayoría de los casos quedan impunes. Después de tantísimo tiempo, este hecho en particular se encuentra en los tribunales, y es la primera vez que El Congo detiene masivamente por tema de esta naturaleza.

Aunque este no es un suceso aislado y es un país donde la mujer no es valorada y sí abusada en todo sentido, el fenómeno de Kavumu acaparó mucho más la atención de los organismos internacionales que allí radican, por la magnitud de los acontecimientos. Hasta ahora se han registrado más de 50 casos durante 2013 y 2016, pero se trata de un número superficial y no real, pues la realidad es que por muchos motivos no todas las familias acuden a instalaciones hospitalarias ni denuncian el agravio; sin embargo, fueron tres años de injurias silenciadas y sin culpables.

El diputado provincial Frederic Batumike es imputado por crímenes de lesa humanidad, tenencia de armas y asesinato; y es el acusado de haber liderado a una milicia de 18 hombres para agredir sexualmente a decenas de niñas con el argumento de sus supersticiones divinas. A su cargo tienen el haber raptado a niñas de entre 18 meses y 11 años de edad, y por consiguiente haber abusado de ellas brutalmente y en grupo, en muchas ocasiones abandonadas en los campos con altos niveles de destrozo, perjudicadas paras siempre.