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domingo, 5 de noviembre de 2017

Un nuevo comienzo para los países Latinoamericanos

Por deltoro

Las economías latinoamericanas empiezan a levantar cabeza después de dos años de postración, con sucesivas caídas del PIB. Latinoamérica en su conjunto volverá este año al crecimiento, según un amplio estudio de la región elaborado por BBVA, que lo sitúan en el 0,8%, tasa que se acelerará hasta el 1,7% el próximo año, en contraste con el descenso del PIB del 1,2% registrado en 2016. En dicho informe se pone de manifiesto que esta aún tímida mejoría económica de la región se debe fundamentalmente al aumento del comercio mundial, a una recuperación de los precios de las materias primas y a una baja volatilidad financiera en los mercados internacionales.

Se trata, no obstante, de un crecimiento todavía muy moderado, como apuntan los analistas de BBVA, por debajo de su potencial próximo al 3%. La corrección a la baja del precio del petróleo tiene buena culpa de que el ritmo de crecimiento no sea mayor. En todo caso, esta reactivación de las economías latinoamericanas se produce en un contexto de crecimiento global, que se situará en el 3,3% este año y una décima más el próximo ejercicio.

En Estados Unidos se prevé una ligera moderación, pero se mantiene la senda alcista; del 2,1% que se espera este año, se pasará al 2,2% en el año 2018. Por su parte, Europa también tiene una previsión al alza hasta el 2% este año, espoleada por las exportaciones y la inversión en la región. Al contrario que el resto de potencias mundiales, China registra una leve desaceleración. Si bien este año el gigante asiático registrará un crecimiento del 6,5%, en el 2018 se espera que se ralentice medio punto, quedando en el 6%.

El crecimiento previsto del PIB para América del Sur en 2017 es de un 0,8%, y los indicadores resaltan que en el próximo año 2018 la subida llegará al 1,7%. La heterogeneidad de la región hace que mientras Perú y Colombia descienden en las previsiones del PIB, México, a la espera de la resolución del Nafta, y Argentina sigan una estela creciente. En la parte este de América del Sur, las condiciones meteorológicas favorables propiciaron buenas cosechas en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y la continua implementación de políticas acomodaticias han apoyado el crecimiento en Bolivia. Pero al oeste, el fenómeno meteorológico de El niño ha provocado inundaciones y deslizamientos de tierra, que mermaron la producción en Colombia y Perú.

Las familias empezaron a recuperar la confianza, sobre todo propiciada por la bajada de la inflación. La recuperación de Brasil y Argentina a raíz de su salida de la recesión provoca un crecimiento estable en estos países. Mientras tanto, todos sus vecinos caen por la falta de demanda interna y el proteccionismo de Estados Unidos. Este proteccionismo afecta sobre todo a México, que mira con recelo al otro lado de la frontera desde que Trump llegó al poder.

Argentina, aunque se recupera, todavía está inmersa en una recesión que le provoca una inflación que llega al 23,4%. Aun así, la recuperación de la economía en la región se apoya en Brasil y Argentina, los dos únicos países que no tienen una desaceleración de su economía en 2017 respecto a 2016. Por otro lado, la inflación ha tenido un descenso general en toda la región, favorecida en gran medida por la relativa estabilidad de los tipos de cambio, la moderación del precio del petróleo y la dinámica más favorable en los precios de los alimentos.

Esta tendencia a la baja fue liderada por Argentina, que a pesar de este resultado positivo sigue todavía en niveles altos. Si el año pasado la inflación en este país se situaba en un 41,0%, en 2017 ha logrado bajar casi hasta la mitad, un 23,4%. La excepción a la tendencia diminutiva fue México, que pasó de un 3,4% en 2016 a un 5,9% en 2017. Las causas de esta subida se encuentran en la depreciación acumulada el año pasado en el país.

Este descenso de la inflación se debe a varios factores. Por un lado, la estabilidad de los tipos de cambio, que mientras que registraron un aumento en México, tuvo una depreciación en Brasil (por la conflictividad política), Colombia (la caída del precio del petróleo) y Argentina (por su todavía alta inflación). Otras razones para la caída de la inflación son la debilidad de la demanda interna y la dinámica más favorable del precio de las elecciones legislativas generales de Argentina, las elecciones presidenciales en Chile o las elecciones generales de Honduras no figuran entre las posibles causas de una desconfianza en la economía de la región. Todo esto se ve refrendado por un impulso de la inversión pública y privada que se traducirá en un aumento del crecimiento económico, aunque podría verse afectada por los casos de corrupción en la construcción.