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martes, 12 de diciembre de 2017

Comienza el juicio por la tragedia de la Love Parade 2010

Por Nursia

Love Parade era un festival de música electrónica y desfile que se originó en 1989 en Berlín Occidental, Alemania. Su propósito era juntar a miles de personas en una manifestación pacífica donde la música fuese la protagonista fundamental. Su última edición tuvo lugar en el año 2010 en Duisburgo, signada por la tragedia debido a una avalancha de personas que dejó un saldo de 21 muertos y más de 600 heridos graves. Más de siete años después del suceso, la justicia alemana abrió este 8 de diciembre el juicio contra los diez acusados, a los que se atribuyen delitos de homicidio por negligencia y lesiones físicas graves.

Seis empleados de la administración de Duisburgo, donde se celebraba la fiesta, y cuatro de la empresa organizadora, Lopavent, se sentaron en el banquillo de los acusados, frente a los sesenta representantes de la acusación particular, en su mayoría familiares de víctimas o supervivientes. El juicio es considerado uno de los mayores de la historia reciente alemana. Este se efectúa en una sala con capacidad para quinientas personas del pabellón de congresos de Düsseldorf, la capital del "Land" de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra Duisburgo. El proceso se abrió con la identificación de los implicados y, posteriormente se sucedieronvarios alegatos de la defensa. En el juicio intervienen 30 abogados, la Fiscalía de Duisburgo y unos sesenta juristas de la acusación particular.

Tras seis horas de sucesivas pausas, el fiscal Uwe Mühlhoff comenzó a leer su acusación, contenida en veinte y trés páginas y con dos párrafos clave: los organizadores eran conscientes de que ponían vidas humanas en peligro y la ciudad no debería haber autorizado la fiesta. Estas frases son determinantes ante la estrategia dilatoria de la defensa, en un juicio en que el tiempo está de parte de los acusados debido a que los cargos prescriben en julio de 2020. Por tanto, la táctica de retrasar o ralentizar el proceso es a lo que apuestan los acusados, la vía óptima para que el proceso quede sin veredicto.

Este juicio es consecuencia directa de un recurso en que salieron victoriosos la Fiscalía y familiares contra la decisión de la Audiencia de Duisburgo, en 2016, de no abrir juicio alegando falta de pruebas de responsabilidad penal, tras escuchar las declaraciones de más de 3.000 testigos. A los diez procesados se les imputa homicidio por negligencia y lesiones físicas graves por las 21 víctimas mortales, que tenían edades de entre 17 y 28 años, y procedían de Alemania, Holanda, Italia, China y Australia. Además, se les acusa por los 652 heridos en la fiesta.

Para los familiares de las víctimas, los máximos responsables fueron el entonces alcalde de la ciudad, Adolf Sauerland; el jefe de Lopavent, Rainer Schaller; así como el jefe de la policía local, quiénes no han sido procesados por no hallárseles indicios de responsabilidad individual en lo ocurrido. La tragedia se desató tras una oleada de pánico que dio paso a una estampida en los túneles del recorrido trazado por la organización del evento, desde la estación central de la ciudad hasta una estación de mercancías abandonada situada a unos 700 metros en línea recta. Los testigos critican que solo se abriera una entrada a través de un túnel y sostienen que ya habían advertido a la policía del riesgo de una aglomeración excesiva.

El fundador de la Love Parade, Matthias Roeingh, conocido por el sobrenombre de Dr. Motte, siempre ha responsabilizado a la organización de la trágica estampida en Duisburgo. "Han cometido un tremendo error de organización. ¿Cómo se puede poner una única entrada subterránea? Es un escándalo. Una única entrada a través de un túnel supone un desastre en sí mismo", afirmó en su momento el popular músico en su blog. La rampa de acceso al recinto y el túnel que servía de entrada y salida a éste, de 400 metros de largo y dividido en dos tramos, no era suficiente para ese caudal humano. A esto siguió un cruce de medidas contradictorias entre policía y organizadores. Algunas de las personas atrapadas pudieron ponerse a salvo subiéndose a una escalera de salida en medio del túnel. En ese punto erigieron los familiares y otros afectados un monumento en recuerdo a la tragedia, escrito en los distintos idiomas de quienes murieron el 24 de julio de 2010 en ese lugar.