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sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Cómo resolver la “fiebre espacial”?

Por LisyFa

La salud de los astronautas en el espacio es por estos días un campo imprescindible de la investigación. En momentos en los cuales los seres humanos planean visitar Marte, ¿cómo asegurar el buen estado de salud de los posibles colonizadores, tanto durante el viaje como en la estancia? Dolencias como la atrofia muscular, la visión alterada y la alteración genética son cuestiones reales y muy complejas que aún deben resolverse.

Una nueva investigación ha encontrado otra nueva consecuencia de la microgravedad: los astronautas parecen tener una temperatura corporal central más alta que nosotros en la Tierra. Como consecuencia de eso, durante vuelos de larga duración, generalmente están aproximadamente 1°C más cálidos de lo esperado. Este estudio, que analizó 11 astronautas diferentes, descubrió que, gradualmente, en el transcurso de 2,5 meses, se produjeron aumentos en la temperatura corporal central. Estas alteraciones en la termorregulación también persisten en la Tierra durante algún tiempo después de su regreso. Como se informó en un nuevo estudio publicado por Scientific Reports, la detección de lo que el equipo llama “fiebre espacial” no es una buena noticia. La temperatura corporal central, a menos que esté afectada por algún tipo de enfermedad, es de alrededor de 37°C. Este control de temperatura, técnicamente conocido como termorregulación, está controlado por el hipotálamo, y su falla puede ser provocada por un cambio de temperatura de solo unos pocos grados. Demasiado alto, y puede sufrir un golpe de calor; demasiado bajo, y obtendrá hipotermia, que pueden dañar sus órganos internos. Afortunadamente, cosas como la evapotranspiración a través del sudor y la retención de calor a través de la constricción de los vasos sanguíneos, nos permiten enfriar o mantener el calor, respectivamente.

Este nuevo estudio destaca que cuando la gravedad es claramente inexistente, la termorregulación se vuelve un poco más difícil, específicamente, al enfriarse, lo que puede parecer un poco paradójico teniendo en cuenta que estos astronautas están siempre a centímetros de temperaturas cercanas al cero absoluto. Sudar es más difícil en el espacio. Sin gravedad para ayudarlo a gotear, simplemente se amontona en su cuerpo, y solo una toalla ayuda a eliminarlo.

En la actualidad, no está del todo claro qué podría causar causa una temperatura persistentemente más alta en el espacio, pero sí pone a los astronautas en un aprieto.