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sábado, 2 de diciembre de 2017

El derecho infantil, una cuestión a respetar

Por Janet Rios

Los niños y las niñas tienen que tratar de relacionarse con respeto y cuidado, como caballeros o como damas, pues también las niñas, en ocasiones, no se comportan como es debido y ofenden y maltratan a los varones. Hay quienes se burlan cuando otros son educados. Esas personas no han aprendido a ser respetuosos. Y es mejor que cambien esa actitud antes de unirse a las malas acciones. Si, porque hay niños y niñas que solos no se comportan mal, pero a veces se dejan llevar por los mal educados y hacen cosas que no harían si estuvieran solos. Por eso ser educados es comportarse bien en todas las circunstancias, aun cuando los mayores no nos estén viendo.

Como decía el Apostol Nacional de Cuba, sin el género femenino no se pueden vivir, como no puede vivir la tierra sin Luz. El pequeño tiene derecho al trabajo, a ser fuerte y querido, el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo: un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana, para que nadie de la ofenda: EL niño crece entonces, y parece un gigante.

Pues el sexismo es una diferencia, una separación y hasta una discriminación entre niños y niñas, entre las personas. Claro que niños y niñas son distintos físicamente, no son iguales; pero lo importante es que ambos sexos tengan igualdad de oportunidades en la vida para su desarrollo y que estas no estén limitadas porque se es de un sexo u otro.

Es necesario entender a los demás, porque las personas son distintas unas de otras y tienen gustos diferentes. Tal vez a ustedes les guste comer determinado alimento y a un amigo, no. Entonces no por eso le van a decir que esa, su comida preferida, es desagradable. Es mejor entender que todos merecen respeto, aunque sus gustos sean otros, incluso los que visten o se peinan de una manera distinta, o no coinciden en una opinión o un sentimiento que tengamos. Cuando hay diferencias, lo mejor es entender, ser comprensivo y conversar de manera correcta, sin gritos, sin querer imponer los criterios. Y sin pensar que siempre la verdad es la de ustedes y los demás están equivocados. Es necesario pensar.

Y cuando las diferencias están relacionadas con enfermedades, deformaciones, o comportamientos de quienes no alcanzaron la inteligencia del resto del grupo, porque la naturaleza no les permitió ser tan completos físicamente como al resto, es mucho mas importantes ser humanos, amables, pensar que la personas tienen tal o mas cual alteración que no pueden rectificar porque son producidas de manera natural y cualquiera puede estar expuesto a padecerlas en algún momento de la vida. A esas personas es necesario ofrecerles todo el apoyo y cariño del mundo, sin sobre protección, sino con respeto y espíritu de colaboración, sin burlarse. Pensemos, por ejemplo, que un invidente requiere que le ayuden a cruzar una calle, para ello es necesario decirle, ante todo, que le permitan ayudarle y después, tomarlo de la mano, no de su bastón, porque ese es su guía y entonces le están interrumpiendo su avance con mayor seguridad. Sucede muchas veces que las personas con limitaciones físicas y motoras hacen un esfuerzo mayor que las sanas y se destacan mas que estas, por ejemplo, en un deporte, en los estudios u otras esferas de la vida, como en la formación de una familia virtuosa, con descendencia que no padece sus limitaciones y son criados llenos de amor y buenos sentimientos. Ser diferente no es malo; lo feo es el comportamiento negativo ante esas diferencias.

Por otro lado y no constituyendo una diferencia en si es la cortesía que siempre debe formar parte de la relación entre niños y niñas construida sobre la base del respeto. Los varones, sean caballerosos, cédanles el paso a las niñas para que ellas pasen primero, no las maltraten, no las golpeen, no les digan palabras feas. Claro, las niñas también debe ser cuidadosas con los varones y llevarse bien. Para los adultos nunca olvidar que toda esta formación depende del ejemplo que seamos capaces de dar.

José Martí decía que tan racista podía ser un blanco que habla de negro como el negro que habla de blanco, y también que no hay pueblos ni razas superiores. Por eso, aunque en el mundo hay muchas personas y gobiernos que se creen mejores que los demás, tendrán que pensar en la necesidad de que los hombres del mundo se entiendan, que no haya guerras y que los niños sean felices. Pero todo esto se dice más fácil de lo que es en la vida, en la práctica. Hay que estudiar mucho, leer para entender que sucede profundamente y prepararse para contribuir a eliminar todos esos males que tanto afectan a las personas, a los niños y niñas y no los dejan vivir en paz. Es muy bueno ser solidarios con los demás, contribuir, compartir lo que se tiene y no dar lo que sobra sin considerar las necesidades que tienen otros. Esto lo saben muy bien los cubanos, los médicos, los maestros, los deportistas, que contribuyen y ayudan en otros países a quienes lo necesiten, sin importarles si tienen más o menos o si son de una raza u otra.