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jueves, 28 de diciembre de 2017

El drama del FBI vs Trump es digno de una serie de NETFLIX

Por Darío E.

No pocas han sido las series norteamericanas donde el FBI y la presidencia se dan de la mano, tanto para atrapar a criminales como para tejer mentiras y embaucar gobiernos estratégicos. Sin embargo, desde John Edgar Hoover el matrimonio entre el Buró y el Gobierno nunca ha estado en tan franca crisis. El 45 presidente de los Estados Unidos atacó nuevamente a esa institución a través de tuiter. Y esta vez apuntándolos como corruptos. Según el mandatario el FBI pudo haber utilizado materiales pagados por la campaña de Hillary Clinton para conocer sus vínculos con Moscú durante los comicios electorales de 2016.

La obsesión de Trump por Hillary ya roza la paranoia. El dignatario considera que la ex Secretaria de Estado tiene su velo en todos sus desaciertos políticos y en las acusaciones que le formulan a diario la prensa y los políticos de alto nivel de los Estados Unidos. En su nuevo tuit Trump afirmó: “¡Ellos utilizaron a la deshonesta Hillary como base para ir en mi contra!” En este se refirió a evidencias reveladas que muestran sus vínculos con el llamado RusiaGate, en el cual supone una intromisión rusa en las elecciones que le dieron la victoria.

Tan solo hace unos meses las sospechas del Fiscal General Robert Mueller de la intromisión rusa, o de “misterios” ocultos en la campaña de Trump se hicieron más fuertes luego del despido sumario de James Comey, Director del FBI, por el presidente. La gravedad del asunto que podría provocar un impeachment del mandatario no está en haber mantenido vínculos con funcionarios y hackers rusos para lograr su victoria, sino en la posible obstrucción de la justicia, al tratar de eliminar y borrar a todas las personas que han investigado sobre el asunto.

The Washington Post en el mes de octubre indicó que para los comicios de 2016 Hillary Clinton y el propio Partido Demócrata financiaron una investigación sobre las relaciones del entonces candidato Donald Trump y Moscú. Uno de sus asesores de campaña, Paul Manafort fue acusado de 12 cargos los cuales podrían estar relacionados con el Rusiagate. También el yerno del presidente Jared Kusher fue llamado a la oficina del Fiscal General para interrogarle sobre sus vínculos con Rusia. Datos de la prensa destacaron en su momento que Kushner tuvo reuniones privadas durante la campaña con el embajador ruso en Washington, Serguei Kislyak, y con el banquero Serguei Gorkov, consejero delegado del banco nacional ruso Vnesheconombank y graduado de la academia de los servicios secretos rusos.

Por su parte, el yerno de Trump detalló sus contactos con rusos durante las elecciones y la transición de poder, según el informe de este, ninguno era vinculante con la compaña del actual mandatario. En tanto, Michael Caputo, ex asesor de campaña del magnate inmobiliario, apoyó los tuits presidenciales y consideró que existe una parcialización en las investigaciones en detrimento del presidente.

El dramón se desató en la Casa Blanca con el ex Director James Comey quien empezó a husmear los supuestos vínculos con los comicios de 2016. Desde entonces y pese a la destitución de Comey, no han cesado los ataques de Donald Trump a una de las instituciones de Seguridad Nacional más poderosa de los Estados Unidos; pero tampoco las investigaciones. Los últimos ataques fueron hacia Andrew McCabe, director adjunto del FBI criticado por Trump, luego de este dimitir de su cargo. Según Trump tanto Comey como McCabe favorecen a Hillary Clinton.

Washington se ha convertido en una olla de grillos donde unos a otros se miran con sorna y sospechan todos de todos. Los temores de los funcionarios del actual gobierno van desde ser acusados o llamados por el Fiscal General hasta aparecer en los tuits de Trump. No en vano, desde el ascenso de Trump varias vacantes se han dejado en puestos vitales para la nación. El castillo de naipes del neoyorkino día a día se va derrumbando. ¿Podrá apuntalarlo en algún momento? Deberá encontrar la fórmula para hacerlo si quiere permanecer su mandato completo. Mientras Robert Mueller sigue tras la pista real o no de la mano rusa tras los comicios.