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domingo, 17 de diciembre de 2017

Italia aprueba el llamado testamento biológico

Por Matraquito91

Existen leyes a las que nada, ni nadie debería oponerse, por el valor humano que encierran, y una de ellas constituye la que permite a los pacientes dejar, por escrito, si desean ser mantenidos con vida, de forma artificial, en casos de enfermedad y extrema gravedad. De esto se percató el Senado italiano, institución que aprobó, recientemente, una ley que permitirá a sus ciudadanos realizar un testamento biológico. Esta nueva norma –conocida en países como España por testamento vital, consiste en que los pacientes podrán elegir si quieren ser mantenidos con vida mediante un tratamiento con alimentación e hidratación artificiales.

Y se trata de una ley importantísima en la nación italiana, pues esta aún recibe una profunda influencia de la Iglesia católica, que hasta ahora se había opuesto a este tipo de medidas.

Sin embargo, en el caso de la norma en cuestión, no se prevé como solicitaban muchas asociaciones y organizaciones, la petición de la sedación profunda terminal, que lleva a la muerte del paciente, ni el llamado suicido asistido, es decir, la eutanasia activa. Más bien se refiere a abrir la posibilidad a no recibir tratamientos para mantener con vida a un paciente en estado vegetativo. Entonces, y con esta ley, los enfermos podrán elegir cómo afrontar la muerte aceptando o negando determinados tipos de curas.

Dicho procedimiento se llevará a cabo a través de distintos documentos que permitirán a la persona tomar la decisión de suprimir la alimentación o hidratación artificiales. Ahora, esta legislación no debe ser confundida con la eutanasia o el suicidio asistido, sino como una «elección de civismo», un «paso adelante por la dignidad de la persona». Aunque el dolor y el sufrimiento sean conceptos extremadamente variables, y más cuando interviene la doctrina católica.

De hecho, el papa Francisco subrayó su postura hace solo dos semanas, en lo que muchos interpretaron como una luz verde a la norma, expresando lo siguiente: «es moralmente lícito renunciar a los medios terapéuticos o suspenderlos cuando su misión no concuerda con un criterio ético y humanístico de la proporcionalidad de la cura».

No obstante, también lo distinguió de la eutanasia o el suicidio asistido, sobre los que la Iglesia está en total desacuerdo. “Comprendemos que suspender el uso de medios desproporcionados equivale a evitar el sufrimiento, pero esto es una acción que tiene un significado ético completamente distinto de la eutanasia», apunto el Pontífice. Mientras la comunidad católica en Italia sigue resistiéndose, desde una notable división.