Johnny Hallyday, adiós a uno de los buenos
Cayó un hombre que vivió su vida al límite. Murió Jean-Philippe Smet, más conocido como Johnny Hallyday, también reconocido, por muchos, como el Elvis francés. Con el rockero parece haber muerto, un poco, Francia pues perdió a un artista que trascendía edades, culturas, clases sociales y creencias políticas o religiosas. Y es que resulta difícil explicar lo que representaba Johnny en su tierra. Es más, ni siquiera el apodo de Elvis francés le hace justicia pues el primero triplicó la carrera del ídolo estadounidense. ¿El Tom Jones galo? Tampoco ya que sería un insulto a la voz del galés y Johnny conocía sus debilidades.
Digamos que se trató del traductor de las modas anglosajonas del momento, comenzando con el rock & roll y siguiendo con los sonidos de los años sesenta, del soul al blues. Hasta que los franceses se enamoraron del personaje y decidieron quererle a muerte, tal y como era, con toda su áspera grandeza y su irreverencia, soportando todas sus exageraciones y defectos. Quizá porque Hallyday llegó en el momento oportuno, en medio de una Francia saturada de guerras coloniales, con una generación dispuesta a pasar página y sedienta de estrellas juveniles.
Y aunque su vida privada no era para imitar su talento y creatividad sí. Por eso fue recolectando enemigos durante su vida, pero más seguidores, personas que le veían como un héroe, gente de todos lados y cualquier época.
Muestra de ello las recientes declaraciones del actual presiente galo Emmanuel Macron tras su fallecimiento, llenas de sentir. Asimismo Jean-Paul Belmondo, Charles Aznavour, Brigitte Bardot y el popular actor Gérard Depardieu, quien afirmó que el músico y actor supo atravesar las generaciones.
Eso sin atender a las otras facetas de este personaje que podía ser soldado, padre divorciado, gánster, playboy, camionero, boxeador o el viajero aventurero.
Ahora, musicalmente hablando, procuraba esforzarse por la calidad de sus producciones y el alcance de sus temas, hecho que le llevo a realizar los más grandes espectáculos, shows que atraían a centenares de miles de admiradores de todo el mundo. Gracias a haber sido pionero del rock and roll en su terruño, pero más por proyectar sus fantasías en los sonidos.
Aunque la muerte, que no perdona, lo haya raptado de su hogar a las afueras de París, lugar desde donde Hallyday perdió la batalla contra el cáncer de pulmón que lo afectaba desde hacía tiempo. Y esa si que no cree en sueños o fantasías.
