La decisión del Tribunal Supremo Electoral no convence en Honduras
Tras las elecciones presidenciales en Honduras, y luego de una gran polémica al respecto, el Tribunal Supremo Electoral declaró a Juan Orlando Hernández ganador de los comicios celebrados en noviembre último. Pero que nadie vaya a pensar que tras esa información del ente electoral reinará la calma en ese país luego de las controvertidas votaciones.
El candidato por la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, fue el primero en dar el grito. Nasralla llamó impostor a Juan Orlando Hernández; y, a través de un video que divulgó en las redes sociales, lanzó una acusación al aire, al decir que hubo fraude ante, durante y después de las elecciones presidenciales. “El presidente de la República en este momento es un impostor, y el pueblo hondureño lo sabe”, expresó.
Pero tal ve lo que más le dolió, o molestó a Nasralla fue que la noticia se divulgó precisamente cuando el volaba a Washington, para reunirse con ejecutivos de la Organización de Estados Americanos y funcionarios estadounidenses para encontrar aliados internacionales que le ayuden a “poner fin a la crisis política e institucional en Honduras”, que ya ha causado la muerte a una veintena de personas.
Por su parte, Manuel Zelaya, coordinador general de la Alianza de Oposición, y expresidente de Honduras, dijo que no tiene conocimiento de la declaratoria oficial del Tribunal Supremo Electoral. De igual modo rechazó la posición de la Unión Europea ante tal situación, al avalar el fraude del ente electoral. Sin embargo hizo un llamado al pueblo hondureño para que defienda su voluntad, expresada a través del voto.
El Tribunal Supremo Electoral declaró presidente electo a Juan Orlando Hernández, luego de 21 días de celebradas las votaciones, quedando, según el ente 42 coma 95 por ciento a favor del actual primer mandatario y 41 coma 42 por ciento por el lado de Nasralla. A raíz de todo ello, la Organización de Estados Americanos propuso que se realicen nuevamente las elecciones presidenciales por las irregularidades presentadas durante todo ese proceso.
Independientemente de las segundas intensiones que puede haber detrás de las propuestas para segundas elecciones presidenciales, lo más coherente es ue sí se lleven a cabo para con ello, de la mano de un buen trabajo del Tribunal Supremo Electoral, con supervisores internacionales, totalmente imparciales, se decida quien asumirá el mando en lo adelante, y paren las protestas y destrozos en la ciudadanía.
