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domingo, 3 de diciembre de 2017

La delicada superficie de los más pequeños

Por Janet

La delicada superficie del bebé comenzó a formarse en el útero durante el primer trimestre del embarazo y hacia la 34ª semana, su maduración como órgano barrera está casi completa. En los días posteriores al nacimiento, su piel tendrá que adaptarse del medio acuoso en el que vivía al mundo fuera del vientre materno. No hay problema porque vienen preparados con una protección extra: vérnix caseosa, una capa formada por restos de células y grasa que protege al bebé mientras permanece en el líquido amniótico. Al nacer, se tiende a postergar el primer baño y dejarle esa capa al menos 24 horas porque lo defiende del exterior (por lo regular se le limpia con una gasa, pero se pospone el primer baño).

Lo que más llama la atención de los bebes cuando salen del vientre, es que salen como con moretones. Me imagino que sería por el esfuerzo del parto. Después se ponen rosita, pero cuando lloran se ponen roja como un tomate en segundos. Es que el aspecto de su piel llama mucho la atención a los papás. Suele ser muy clara, incluso en los bebés de piel oscura, ya que el número de melanocitos (células encargadas de la pigmentación de la piel) es menor de lo normal. Pueden nacer con vello fino y suave (lanugo) en la cabecita, los hombros y la espalda. Suele desaparecer en las primeras semanas de vida.

La piel de los pequeños no es igual a la de los adultos. La capa córnea (la más externa) es más fina. Una de las consecuencias es que su piel es más permeable, por lo tanto, hay que poner especial cuidado y siempre utilizar productos suaves especiales para bebés y que no contengan tóxicos. La dermis y la epidermis son dos capas diferentes de la superficie. Conforme el bebé crece, estas capas estarán más conectadas, pero al principio de la vida esta separación hace que su piel sea más frágil.

Como hemos comentado antes, los melanocitos son menos, y además de producirse cambios en la pigmentación de la piel, esta es más vulnerable ante la radiación solar, por eso no hay que exponerla al sol directo antes de los seis meses. Las glándulas sudoríparas no funcionan a pleno rendimiento. Cuando los bebés sudan demasiado, se producen erupciones cutáneas. En estos casos solo hay que tratar de que pase el menor calor posible.

Es importante conocer cómo cuidarles bien su frágil piel, para ello se recomienda tocar el bebé solo con las manos limpias y no hacerlo si se tienen infecciones comunes como el herpes. Para asegurarse de que esté bien hidratada basta con aplicar una crema hidratante cada día; pero no sirve cualquiera. Una crema de adulto puede contener productos tóxicos o irritantes para el pequeño (recordemos que su piel tiene mayor capacidad de absorción que la nuestra), así que lo mejor es elegir un producto especial para bebés que no contenga perfumes ni conservantes.

Algunos papás limpian al bebé por partes los primeros días; otros le dan un baño corto. Es lo mismo, siempre que el niño no pierda calor y que la zona del cordón quede perfectamente seca después. Los jabones que se usen también deben ser especiales para su edad.

 

Entre los miedos más frecuentes de una mamá primeriza se encuentra que su bebé sufra coceduras. Estas aparecen «cuando se pierde el equilibrio de la piel, es decir, cuando se rompe la barrera mecánica que protege a la epidermis y, en consecuencia, provoca una inflamación», explica Pérez Basave. Por eso debes tener especial cuidado y evitar estas lesiones. Si la molestia ya está presente, es necesario aplicar alguna crema o ungúento que alivie las zona. Tu pediatra podrá recomendarte cremas a base de dexpantenol, que acelera la cicatrización, o pomadas antimicóticas a base de miconazol, clotrimazol y ketaconazol, que son para combatir infecciones por hongos. Si el daño es severo, puedes utilizar un corticoesteroide», afirma el pediatra.

La causa principal de este problema es que la piel se exponga a la humedad de forma prolongada y progresiva», señala Pérez Basave. Otros factores que contribuyen a su aparición son: Ambiente encerrado y escasa ventilación, que aumenta la temperatura y la humedad, así como la reproducción de microorganismos. Generalmente los pañales se colocan ajustados, lo que provoca que entre poco aire al área lo cual, a su vez, hace que la piel del bebé se caliente y se humedezca más, con un pH más alto que el de cualquier otra parte del cuerpo.

La humedad excesiva en la piel hace más fácil que agentes irritantes la penetren. Contacto prolongado de la piel con el sudor, la orina, las heces o todas juntas. Falta de higiene adecuada durante el baño o el cambio de pañal. Algún tipo de hongo o bacteria que se establece en la piel del bebé. La fricción puede debilitar la barrera protectora de la piel. La piel húmeda es más propensa a la fricción que la piel seca, lo que hace que el área del pañal esté vulnerable ante este problema.

«Las zonas más delicadas, como la región genital, propensas a estar húmedas, al igual que las zona se forman pliegues. Desafortunadamente, las rozaduras se expone en mayor frecuencia en las niñas por su condición de genitales. Debes estar atenta a: Rubor o enrojecimiento sobre una zona pequeña o grande en contacto con la piel. Erupción inflamada y seca (pápulas). Erupción inflamada supurante (pústulas). Resequedad o descamación de la piel. Edema o hinchazón. Las zonas afectadas podrían sentirse calientes al tacto.

La piel del bebé, sobre todo en las primeras semanas de vida, es muy vulnerable. A esta edad el manto lipídico (el que protege la epidermis) está terminando de desarrollarse y posee menor capacidad de protección por su tipo de pH. Esta poca capacidad de defensa hace que la piel del recién nacido merezca una atención especial, argumentan los especialista.

Prácticamente todos los recién nacidos, lactantes y bebés de hasta dos años sufren de esto. Es un problema molesto, pero fácil de aliviar. No es menos cierto que el uso de los pamper desechables es considerado una ventaja en la tarea de higienizar a nuestros pequeños, pero si no tomamos precauciones podemos dañarles sus delicada piel.

Los consejos de la abuela en muchas ocasiones nos desagradan porque recurren al método antiguo que genera mucho más trabajo, pero si alternamos lo y tradicional con lo actual y acudimos a las cremas correctas tendremos buenos resultados y lo más fundamental nuestro bebe no sufrirá de las tan molestas quemaduras o coceduras.