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domingo, 31 de diciembre de 2017

Las islas aparecen y desaparecen

Por dllorca

La formación de islas nuevas, así como cada fenómeno que podamos considerar raro en nuestra Tierra es de gran interés científico para esos hombres que o se cansan de buscarles explicaciones a las cosas. A su vez podríamos pensar que estos eventos solo nos están dando información sobre nuestro planeta, esto no es tan así, pues dicha información también rebasa nuestra órbita terrestre.

Lo que se conoce como Islas nuevas son aquellas que se han organizado recientemente, mediante un retroceso de los glaciares, vulcanismo, erosión, u otros mecanismos. Los científicos no se han cansado de buscar y de observar a estas islas, ya que su aparición así como desaparición resulta un fenómeno a veces desconocido. Una de las nuevas islas volcánicas más célebres es la pequeña isla de Surtsey, que se encuentra en el océano Atlántico al sur de Islandia. La mima surgió por primera vez hacia la superficie del océano en 1963. Dos años después en 1965, fue declarada reserva natural principalmente para llevar a cabo investigaciones de la sucesión ecológica, plantas, insectos, aves, focas y otras formas de vida que desde entonces se formaron en esa isla.

Este tipo de islas han seguido apareciendo, en todo el mundo y muchas también han desaparecido haciendo una estancia corta. La aparición de las islas es uno de los más grandes y fascinantes trabajos que realizan algunos científicos. Como ejemplo más cercano a nuestros tiempos está en el 2014, una gran erupción que formó la nueva isla de Hunga Tonga- Hunga Haapai en el océano Pacífico.

Desde ese instante, la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio) las ha observado por su importancia para el estudio de extraños procesos geológicos que podrían ser de ayuda para entender cómo se moldeó la superficie marciana. Lo que es decir la formación de dichas islas en la Tierra nos puede relevar datos de nuestras afueras.

Lo interesante de este caso es que los científicos esperaban que la isla de Tonga sobreviviera tan solo durante unos meses, pero un estudio reciente y más detallado reveló que su destrucción podría tardar hasta 30 años, lo que expresaron entonces los estudiosos “lo que queremos es calcular cuánto cambia el paisaje tridimensional con el tiempo, especialmente su volumen, algo que solo se ha medido ocasionalmente en otras islas”, explicó Jim Garvin, científico del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA.