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domingo, 24 de diciembre de 2017

Más allá del clásico James Bond: el mundo de la doble vida

Por Miss GD

La paranoia era tal, y se recomendaba: “La regla es sospechar o examinar todo lo posible. La guerra entre el espía, el falsificador y el experto se lleva continuamente por nuevos métodos”. Otro método remitía al uso de soluciones de almidón o el uso de yoduro de potasio. Los servicios de inteligencia estadounidenses enseñaban a sus agentes cómo abrir un sobre lacrado sin que se notara. Para ello, había que mezclar “cinco copitas de arseniato de cobre. Tres onzas de acetona y añadir un litro de alcohol amílico. Calentar en un barreño de agua, y el vapor disuelve el material de sellado por mucílago, cera o aceite”. El espía debía no inhalar el vapor para no perder a un efectivo

Recientemente salió a las luz que la CIA mantuvo durante 93 años clasificados bajo secreto seis documentos sobre cómo se comunicaban los espías durante la Primera Guerra Mundial.

Los documentos, fechados en 1918, recogen técnicas de comunicación, dónde sobresalen fórmulas para fabricar tinta invisible.

Uno de ellos detallaba la fórmula, otro, redactado en francés y enviado por los servicios secretos franceses, revelaba la técnica de fabricación alemana, que permitía develar el contenido secreto de espías al servicio del Reich como Mata Hari.

En uno de los documentos se detallan siete fórmulas de cómo fabricar tinta invisible, desarrolladas por el Departamento de Comercio. En otro, se dan instrucciones precisas a los inspectores postales para detectar la tinta invisible en las misivas, enumerándose 50 situaciones a las que se pueden enfrentar, como los documentos ocultos en cápsulas de medicamentos o escritos en las uñas de una persona, y que se hacen visibles aplicando carbón vegetal, según escribía el experto Theodore Kytka en uno de esos documentos.

La paranoia era tal, y se recomendaba: “La regla es sospechar o examinar todo lo posible. La guerra entre el espía, el falsificador y el experto se lleva continuamente por nuevos métodos”. Otro método remitía al uso de soluciones de almidón o el uso de yoduro de potasio.

Los servicios de inteligencia estadounidenses enseñaban a sus agentes cómo abrir un sobre lacrado sin que se notara. Para ello, había que mezclar “cinco copitas de arseniato de cobre. Tres onzas de acetona y añadir un litro de alcohol amílico. Calentar en un barreño de agua, y el vapor disuelve el material de sellado por mucílago, cera o aceite”. El espía debía no inhalar el vapor para no perder a un efectivo.

La ley estadounidense que regula la descalcificación de documentos establece que cada documento puede permanecer clasificado al menos 25 años, prolongables si ponen en riesgo la seguridad nacional. En el 2010 la CIA desclasificó un millón de documentos que tenía guardados en sus archivos, y que pasan a ser de consulta pública. La agencia de espionaje ha comunicado que en breve colgará en su página web estos seis documentos de la Primera Guerra Mundial.

La Alemania nazi utilizaba una máquina para la encriptación de sus mensajes conocida en clave como Enigma. La máquina Enigma utilizaba un complejo mecanismo de cifrado basado en rotores intercambiables, que permitía usarla tanto para cifrar, como para descifrar mensajes. Fue adoptada por las fuerzas militares alemanas desde 1930. Su facilidad de manejo y la complejidad del método de encriptación fueron las principales razones para su amplio distribución.

En 1940, Gran Bretaña, reunió en la mansión victoriana de Bletchly Park, a un grupo de selectos científicos para tratar de romper el código de la máquina Enigma. Allan Turing fue uno de los que ayudo a definir los principios matemáticos en los que se basaba la maquina. El equipo de matemáticos y lingüistas británicos descifró las claves de Enigma. Su trabajo fue muy importante para ganar la guerra, pues permitió a los Aliados conocer los planes alemanes para la campaña del norte de África y la estrategia aérea.

En 1943 se pone en funcionamiento “El Coloso”, una máquina descodificadora, que ha sido considerada el primer computador mecánico. Coloso permitía la interceptación de mensajes entre Hitler y sus generales. Coloso también era utilizado para desarrollar cálculos en relación a bombardeos de las fuerzas aéreas o también para cálculos de artillería de campo.

Al igual que los ingleses con Enigma, los estadounidenses hicieron lo mismo con el código naval japonés, JN-25. El ejemplo más conocido relacionado con el código JN-25 ocurrió el mismo 14 de abril de 1943, cuando la estación de escucha de Hawái interceptó un mensaje cifrado en el que se informaba de la visita de del Almirante Isoroku Yamamoto a las Islas Salomón. Los estadounidenses decidieron utilizar la información para abatir el avión en el que Yamamoto viajaba rumbo a las Salomón a pesar de que los japoneses concluyeran que el código habría sido roto.

En medio de la Segunda Guerra Mundial ocurrió la llamada operación Long Jump, nombre en clave dado al fallido plan nazi de asesinato de los tres líderes Aliados de la Segunda Guerra Mundial(Iósif Stalin, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt) durante la Conferencia de Teherán en noviembre de 1943.

El espía soviético de diecinueve años Gevork Vartanian reclutó a un pequeño número de agentes en Irán, donde su padre también era espía bajo la cobertura de un rico comerciante. Fue el grupo del propio Vartanian el que ubicó una partida avanzada de seis operadores de radio alemanes que habían descendido en paracaidas cerca de Qum (a 60 km de Teherán) y los siguieron hasta Teherán donde una red de espionaje alemana les proveyó una villa para albergarlos. También pudieron establecer que los alemanes estaban en contacto con Berlín vía radio y grabaron sus comunicaciones. Cuando estas fueron decodificadas, revelaron que se había planificado la llegada de un segundo grupo de operaciones con la finalidad de realizar los asesinatos.

Luego del descubrimiento del plan todas las transmisiones alemanas fueron interceptadas por las inteligencias soviética y británica. Sin embargo, un alemán pudo enviar un mensaje con un código secreto indicando que se encontraban bajo vigilancia y que la operación fue detenida.

Sarah Aaronsohn fue una activista judía, miembro del Nili, un sistema de espionaje judío que trabajó para los británicos durante la Primera Guerra Mundial contra los otomanos.