Norcorea cruza el límite
El último misil balístico lanzado por Corea del Norte ha sido hasta el momento el más potente y poderoso de lo que ellos han calificado como etapa de finalización. Se trata en esta ocasión de un misil tipo Hwasong-15 de tipo intercontinental y con capacidad de alcanzar a territorio de Estados Unidos. El cohete lanzado por Pyongyang alcanzó una altura y un tiempo de vuelo mayor a los utilizados en otras ocasiones por el gobierno de Kim Jong-un. La televisión norcoreana trasmitió el mensaje que de esta forma el país había cumplido la gran causa histórica de completar la fuerza nuclear estatal.
Momentos después de lanzado el misil, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió en su cuenta en la red social Twitter que la nación asiática había anunciado que estaba en la fase final de desarrollo de un arma nuclear capaz de llegar a partes del nación occidental.
No es para menos la paranoia del ocupante republicano de la Casa Blanca. Lo misiles tipo Hwasong-15 pueden transportar una ojiva pesada supergrande. El nuevo lanzamiento confirmó que el cohete voló más alto que cualquier otro de los lanzados por Corea del Norte. Igualmente, estuvo en el aire por 53 minutos, voló a una altitud de cuatro mil 475 kilómetros, diez veces más de la altura a la que orbita la Estación Espacial Internacional. Se conoce que realizó un recorrido de 970 kilómetros antes de caer en el mar de Japón, aunque no sobrevoló esta nación como en ocasiones anteriores.
La respuesta de Trump ha sido más sanciones contra Corea Democrática. El presidente dijo que había hablado con su homólogo chino Xi Jinping sobre el asunto.
El misil lanzado y las nuevas sanciones tienen lugar con días de diferencia de sanciones anteriores. Estados Unidos incluyó a Pyongyang de nuevo en la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado. Estar en esa lista significa que Estados Unidos tiene luz verde para seguir presionando económica y políticamente a la nación asiática. O sea, que Estados Unidos tiene en mente imponer muchas más sanciones con el fin de que Pyongyang deje a un lado su polémico programa de desarrollo nuclear.
La nación asiática ha dicho que sus proyectos de tecnología nuclear y de misiles son defensivos y persiguen el objetivo de disuadir a Washington para que no cause una guerra en la península coreana.
Mal por las dos partes. Ni lanzando misiles, ni imponiendo sanciones se resolverán las diferencias.
