Nuevos avances en la lucha contra la epilepsia
Si hay una enfermedad en el mundo que ha arrastrado con la máscara de la tragedia a lo largo de la historia de la humanidad, ante miradas evasivas de rechazo, ha sido la epilepsia. Las personas que padecen este síndrome les ha tocado ser objeto de toda clase de estigmas; y lo doloroso es que la mayoría de los que discriminan, no se detienen a pensar que la epilepsia es una enfermedad que puede ocurrirle a cualquiera, y pasa además con mucha frecuencia de la que imaginamos. Aproximadamente el 2 % de la población mundial tiene epilepsia, definida como una enfermedad del cerebro que se origina por descargas neuronales desordenadas y excesivas, las cuales ocurren por diversas causas y se manifiestan de forma muy variada.
Basado en el principio activo Eslicarbazepina Acetato, fue aprobado un nuevo tratamiento contra la epilepsia, el cual presenta la eficacia de los derivados de las dibenzazepinas pero sin sus efectos adversos, cuya principal ventaja es que se toma una sola vez al día.
“Se trata de una novedad importante ya que el tratamiento de la epilepsia es principalmente farmacológico. Si bien el 50% de los pacientes suelen responder favorablemente a la primera droga de elección, los no respondedores suelen precisar una combinación de distintas drogas”, reveló el artículo de la Liga Argentina contra la Epilepsia, principal fuente de la investigación.
Los estudios clínicos han demostraron que este fármaco antiepiléptico de tercera generación es una excelente opción para tratar a pacientes con crisis de inicio focal con o sin generalización secundaria, de una sola toma diaria, comprobada eficacia, mínimas interacciones y bien tolerada.
Respecto a las reacciones adversas, el informe indica que se puede originar sueño, inestabilidad y mareos, pero en forma leve. Según los especialistas médicos, estos síntomas son tolerados y transitorios.
Según los manuales de medicina, las crisis epilépticas son episodios de alteración de la actividad eléctrica del cerebro que se manifiestan clínicamente por alteración en la conciencia o por aparición de sintomatología motora, sensitiva o conductual.
Las causas son múltiples y van desde la genética, hasta una lesión cerebral por trauma. La mayoría de las convulsiones se extienden por un periodo de tiempo entre los 30 segundos a 2 minutos y no causan daños duraderos. Sin embargo, si las mismas acontecen por más de 5 minutos o si una persona tiene muchas convulsiones, y no se despierta ni reacciona entre éstas, se trata de una urgencia médica.
Las crisis producen en el paciente alteraciones neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales. Se trata así de una de las enfermedades neurológicas más frecuentes, que afecta a unos 50 millones de personas en el mundo.
El tipo de convulsión o crisis epiléptica depende de la parte del cerebro afectada. Los médicos afirman que algunas personas pueden tener simples episodios de ausencias, mientras otras tienen pérdida del conocimiento y temblores violentos. De ahí la importancia del diagnóstico que es clínico y se basa en el interrogatorio. Para conocer las causas se investigan antecedentes familiares y personales y lo ocurrido antes, durante y después de la crisis.
La importancia de un diagnóstico de certeza radica en que, una vez establecido y comenzado el tratamiento con la medicación apropiada, alrededor del 70% de los pacientes deja de tener crisis. Esto permite que las personas puedan desarrollar sus actividades cotidianas en forma habitual, sin problemas, salvo algunas excepciones".
Con la epilepsia no solo se ha avanzado en el diagnóstico de la enfermedad, sino también en los tratamientos. La incorporación de nuevas terapias y fármacos, que son mejor tolerados por los pacientes, también favorece el desarrollo de una buena calidad de vida.
El futuro en este campo recién comienza a emerger. La incorporación de nuevos y modernos medicamentos, con increíbles mecanismos de acción en el cerebro, en búsqueda de la medicación ideal desde el punto del costo-beneficio, es el objetivo fijado.
De acuerdo a estudios epidemiológicos realizados en países desarrollados, 5 a 10 de cada mil personas padecen epilepsia activa, lo que se denomina prevalencia de la enfermedad. La incidencia es lo que, en términos epidemiológicos, hace referencia a la aparición de nuevos casos en un período de tiempo y esto es del 40 al 70 por 100 mil habitantes. Además, se estima que un 10% de la población sufrirá alguna convulsión a lo largo de su vida.
"Aproximadamente un 30% de los pacientes con epilepsia no logran un adecuado control de sus crisis. La epilepsia, si no está debidamente controlada genera, como consecuencias negativas, un incremento en la morbimortalidad, mayor estigmatización y afectación de la calidad de vida para aquellas personas que la sufren".
