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viernes, 22 de diciembre de 2017

Por lo que no callamos

Por Verónika Lorient

El 2017 ha sido un año duro y triste para nuestro gremio, el de los periodistas. Muchos han sido los reportes sobre muertos, heridos, desaparecidos, secuestrados, etc. Ha sido un periodo en el que el trabajo con la pluma y el papel se ha manchado de sangre por solo cumplir con el deber. Y es que cuando lo que revela el texto periodístico perjudica los intereses de alguien en particular, los familiares, amigos y la sociedad en general, llegan a vestir de luto su alma por la pérdida de un ser querido quien fue un valeroso agente transmisor de la verdad.

Este es un fenómeno que ocurre en todo el orbe, pero ha sido América Latina la región con mayor índice de peligrosidad en ese sentido. Veintitrés reporteros que han puesto bien en alto el nombre de este oficio murieron durante el desempeño de su labor. Lo más triste de esta realidad es que, en la mayoría de los casos, no se ha podido hacer justicia, pues se dificulta la identificación de los autores, y así lo confirmó la directora del Instituto Internacional de Prensa (IPI), Barbara Trionfi.

En un reporte sobre el tema dado a conocer desde Viena, la máxima representante de esa institución con sede en Austria, aseguró que el mayor número de crímenes contra profesionales de la noticia se produjo en México con 13 víctimas, seguido de Honduras con cuatro, en República Dominicana y Colombia se registraron dos homicidios en cada nación, mientras la cifra fue de uno en Guatemala, Perú y Brasil.

Obviamente esta situación no sucede en todos los países, lo cual no quiere decir que el sentir y el reclamo de justicia no venga de todas partes del orbe.

Sin embargo, como pudimos observar en las cifras, hay naciones que incurren más en esos hechos que otras, y sin dudas es México donde mayor índice de periodistas muertos se registró en el 2017. y por cierto, la nación azteca es la que lidera, además, la lista de asesinatos contra la prensa a nivel mundial, a la cual se suman Iraq y Siria, con 11 y 9 muertes respectivamente, datos que ubican a Oriente Medio y el norte de África como la segunda zona más peligrosa del orbe; seguida por Asia donde el número de víctimas aumentó a 19, mientras en África Subsahariana, Europa y Norteamérica se reportan ocho, cinco y dos muertes en cada región respectivamente.

Suman en total 81 pérdidas de periodistas a nivel mundial en este año.

Las causas particulares de cada asesinato de reporteros pueden ser disímiles, pero el motivo principal es único y común en cada uno de los muertos, y no es más que la defensa de la verdad por encima de cualquier cosa, y el descubrimiento y salida a la luz pública de hechos que atentan contra la paz y estabilidad mundial.