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miércoles, 6 de diciembre de 2017

¿Sabemos a dónde va la tecnología que desechamos?

Por EvelynR

La tecnología está presente en la mayor parte de nuestra vida y su avance acelerado influenciado por un consumismo voraz hace que constantemente renovemos los objetos tecnológicos. Pero, ¿qué pasa con aquellos que desechamos, que sin dudas es en cantidades exorbitantes? Si los vertederos de la basura común son un problema creciente, imagine la situación de estos basureros tecnológicos. Por lo general la mayor parte de ese tipo de basura termina en dos sitios: uno en China y otro en Ghana. Según un un informe de la United Nations University durante 2014 se produjeron cerca de 42 millones de toneladas de basura tecnológica, y solo menos de una sexta parte se recicló correctamente. Y se espera que la cifra aumente hasta los 50 millones de toneladas para el 2018.

Uno de ellos se encuentra en la ciudad de Guiyu, en Guandong, China. Esta ha estado recibiendo los residuos electrónicos por 20 años. Lo paradójico es que este es el mayor basurero de ese tipo en China y también el donde cobran vida la mayoría de nuestros dispositivos.

Y es que si bien esa nación es una de las potencias en la fabricación y montaje de componentes electrónicos, el reciclaje y proceso final es todo lo contrario en cuanto al cuidado y/o automatización, algo evidente en el paisaje del propio Guiyu, con montañas de dispositivos electrónicos en desuso amontonados en chabolas callejeras en las que las personas equipadas con herramientas manuales, desmontan los componentes.

La contaminación es uno de los principales problemas asociados a estos sitios y esta ciudad no es la excepción, pues es el segundo lugar con más polución del planeta, conocida como Ciudad Veneno, en la que el aire está lleno de gases tóxicos, y el suelo, envenenado con elevadas cantidades de metales pesados como plomo, aluminio, cromo y otros. El impacto medioambiental es inmenso haciendo que el entorno sea de los menos saludables del mundo, incluso el agua no es potable debido a los altos niveles de plomo en el sedimento del río. Esto por supuesto influye en la salud de la población de Guiyuque presenta un altísimo índice de enfermedades que van desde padecimientos respiratorios y cutáneos, hasta úlceras o migrañas. Algo preocupante de estos efectos se ve en los niños, que en su mayoríamuestran síntomas de intoxicación por plomo, y presentan un nivel de inteligencia sensiblemente menor a la media nacional.

Para paliar la situación, el gigante asiático aprobó hace tiempo una ley que prohíbela importación de residuos electrónicos. Además ,aunque siguen entrando toneladas de basura a la ciudad, esta se ha ido exportando y moviendo a países con leyes más permisivas, como Ghana, para lo cual se disfraza la mayor parte de la basura tecnológica como donativos o material usado, aunque es en realidad desperdicio altamente tóxico.

El caso de Agbogbloshie, un suburbio de Accra, es también sorprendente y desolador, pues los residuos tecnológicos han convertido un humedal en el que las personas iban a pasar su tiempo de ocio en un paisaje con montañas de basura y desechos ardiendo.

A ese panorama se le añadencientos de personas que escarban entre la basura y prenden los desperdicios para que el plástico y la goma derretidos les den unos gramos de cobre, un material preciado. La mayoría de las personas que viven en este vertedero tecnológico son emigrantes procedentes del norte de Ghana o de Costa de Marfil, que llegan a Agbogbloshie intentando ganar dinero rápido y poder partir en busca de un futuro mejor.

Conscientes o no de los potenciales peligros para su salud a los que se exponen, la mayoría recorre el basurero sin protección, con las manos desnudas o en chanclas. Sin embargo, tristemente muy pocos consiguen su objetivo pues los padecimientos y enfermedades de salud afloran bastante rápido, tales como insomnio, trastornos nerviosos, enfermedades cardiovasculares y, en consecuencia, deben gastarlo en medicamentos, tratamientos o somníferos, lo que los introduce en un proceso cíclico de continuar trabajando en este sitio para luego tener que seguir gastándolo en su salud. De hecho, según las estadísticas de las personas que trabajan en Agbogbloshie, la mayoría morirá de cáncer antes de los 30 y sin haber recibido ningún tipo de educación.

Para seguir con los tristes y preocupantes datos, pese a la realidad de contaminación y enfermedades, esta realidad dista mucho de ir en camino de cambiar. Y es que según un un informe de la United Nations University durante 2014 se produjeron cerca de 42 millones de toneladas de basura tecnológica, y solo menos de una sexta parte se recicló correctamente. Y se espera que la cifra aumente hasta los 50 millones de toneladas para el 2018.