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viernes, 8 de diciembre de 2017

U. Kenyatta, más presidente que nunca

Por Julio Zambra

El “culebrón” que tiene como escenario las lejanas tierras de Kenya parece llegar a su fin. El presidente del país, Uhuru Kenyatta, tomó posesión de su cargo el martes 28 de noviembre, en un ambiente político enrarecido, debido a que los líderes de la oposición y sus partidarios se niegan a reconocer su legitimidad. El Tribunal Supremo de Justicia validó la semana pasada la reelección de Kenyatta en los comicios del 26 de octubre y descartó los recursos presentados contra el resultado de los comicios. Esta decisión provocó varias manifestaciones de los opositores en las que al menos dos personas murieron por disparos.

La situación de inestabilidad política que vive el país africano tuvo como punto de partida las elecciones del 8 de agosto del presente año. En estos sufragios, la Comisión Electoral de Kenya (IEBC, siglas en inglés) había otorgado la victoria al presidente saliente Uhuru Kenyatta, líder de la Alianza Jubilee, con un 54% de los votos. Este resultado fue rechazado por Raila Odinga, el candidato de la principal coalición opositora, la Súper Alianza Nacional (NASA, siglas en inglés), quien denunció un hackeo al sistema electrónico de la comisión con el objetivo de manipular los votos en favor del presidente saliente. También afirmó que se habían cometido irregularidades en los formularios utilizados para la votación y que afectaban a casi cinco millones de votos. El margen entre ambos candidatos fue de casi millón y medio de votos.

Tras una decisión más que controversial, el Tribunal Supremo anuló el resultado de las elecciones el 1ro de septiembre, con dos votos en contra y cuatro a favor de la petición de Raila Odinga. A pesar de las denuncias de fraude, los observadores internacionales ratificaron que el proceso electoral del 8 de agosto se había llevado a cabo de manera transparente. Los enfrentamientos posteriores entre los partidarios de la NASA y las fuerzas de seguridad dejaron un saldo de alrededor de 25 personas muertas y casi un centenar de heridos. Los seguidores de Uhuru Kenyatta acataron la decisión y asumieron la segunda vuelta electoral con mucha más fuerza. Sin embargo, las elecciones se repitieron el 26 de octubre sin la participación de Odinga, que consideró que el panorama electoral no había sufrido cambios con respecto a la primera vuelta. La coalición opositora Súper Alianza Nacional (NASA) llamó a sus seguidores a no acudir a las urnas, con lo que la victoria de Kenyatta fue absoluta. Posteriormente se presentó ante la Justicia un recurso para revisar el contexto de las elecciones, con la esperanza de invalidarlas de nuevo. No obstante, la Corte Suprema de Kenia validaba el 20 de noviembre la victoria del presidente saliente Kenyatta.

La falta de entendimiento y acuerdos entre ambas partes ha provocado que la NASA amenazase con proclamar presidente a Odinga en una ceremonia alternativa, si Kenyatta toma posesión de su cargo, basándose en unos resultados de los comicios de agosto que alegan haber obtenido de los servidores de la Comisión Electoral y que evidencian la derrota de Kenyatta. Ahora bien, la oposición ni siquiera reconoce la votación del 26 de octubre como elecciones legítimas, ya que Odinga retiró su candidatura y pidió a sus votantes que boicotearan las elecciones. Esto se tradujo en un acusado descenso en la participación, que pasó del 79,5 % de agosto al 38,9 %, y en una victoria aplastante de Kenyatta con más del 98,26 % de los sufragios (7.843.000 votos).

Se suponía que la proclamación presidencial hubiera ocurrido mucho antes. La demora fue producto a que Raila Odinga demandó sin éxito la posposición de la investidura, la elaboración de una nueva Ley Electoral y la deposición y arresto de la directiva en pleno de la Comisión Nacional Electoral, a la que acusó de fraude a favor de Kenyatta en los comicios del 8 de agosto último. De cara a la ceremonia de investidura de este martes, se espera a unos 20 jefes de Estado extranjeros y a más de 1.600 "personas importantes" en el estadio Kasarani de Nairobi, sede del acto, con capacidad para sesental mil espectadores. Sin embargo, es casi seguro que el líder opositor ignore la invitación a asistir que el presidente le extendió. El evento implicará un gasto de 2,9 millones de dólares y también servirá para que el vicepresidente, William Ruto, tome posesión formal de su cargo.