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domingo, 3 de diciembre de 2017

Un azúcar no apto para bebés

Por EvelynR

Bruce German, del Departamento de Ciencia y Tecnología Alimentaria de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos señala que la leche materna, básicamente, es todo lo que el bebé necesita nutricionalmente... y mucho más. Añade que esta está llena de agua, proteínas, grasa, azúcar... Pero lo más sorprendente es que tiene una enorme cantidad de oligosacáridos complejos, que son completamente indigestibles para los bebés. Hace más de medio siglo que los científicos hallaron esas moléculas complejas de azúcar llamadas oligosacáridos, completamente inabsorbibles por el intestino humano y que no tienen ningún beneficio nutritivo para el bebé. Bruce German y su equipo se plantearon resolver ese rompecabezas y revelar por qué la madre produce grandes cantidades de esas moléculas.

Cuando el ser humano promedio nace pesa un poco menos de 3,5 kilos y es de unos 45 centímetros de largo. Desde ese momento y durante las primeras semanas de vida crecemos más rápido que nunca, a ritmo de casi un centímetro por semana. Para lograr ese impresionante ritmo de crecimiento, el único alimento es la leche materna, que contiene todo lo necesario para el desarrollo del bebé humano. Además es un fluido caro, pues la madre hace descomponer su cuerpo para producirlo, por ejemplo, tiene que derretir la grasa almacenada, empezando por la de las caderas y trasero. Es por ello que es tan extraño el hecho de que uno de sus principales ingredientes es uno que no puede ser digerido por los humano.

Bruce German, del Departamento de Ciencia y Tecnología Alimentaria de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos señalaque la leche materna, básicamente, es todo lo que el bebé necesita nutricionalmente... y mucho más. Añade que esta está llena de agua, proteínas, grasa, azúcar... Pero lo más sorprendente es que tiene una enorme cantidad de oligosacáridos complejos, que son completamente indigestibles para los bebés.

Hace más de medio siglo que los científicos hallaron esas moléculas complejas de azúcar llamadas oligosacáridos, completamente inabsorbibles por el intestino humano y que no tienen ningún beneficio nutritivo para el bebé. Bruce German y su equipo se plantearon resolver ese rompecabezas y revelar por qué la madre produce grandes cantidades de esas moléculas.

German explica que la idea que los inspiró fue que si esas moléculas no alimentaban al bebé, debían alimentar otra cosa: bacterias. Es por ello que aislaron unos oligosacáridos y se los entregaron a David Mills, un microbiólogo famosomundialmente, el cual trató con bacteria tras bacteria hasta determinar una que crecía en ellos: la bifidobacteriuminfantis, la única bacteria que puede nutrirse de los oligosacáridos de la leche humana.Dedujeron entonces que la razón por la que las moléculas indigeribles estuvieran en la leche era para que pudiera crecer y florecerla bacteria.

Esta bacteria que florece en esos oligosacáridos, cubre el intestino del bebé e impide que cualquier patógeno crezca. En ese sentido, el intestino delgado es especialmente susceptible a las bacterias infecciosas patogénicas y el estudio determinó entonces que las madres reclutan otra forma de vida para que cuide a los bebés.

Luego de este descubrimiento otros especialistas buscan sus aplicaciones. Por ejemplo, en la unidad neonatal de Sacramento, en California, Estados Unidos, los doctores están experimentando un nuevo tratamiento para ayudar a los bebés prematuros. Para los bebés que nacen demasiado pronto uno de los más grandes desafíos es lograr que las bacterias adecuadas colonicen sus intestinos, algo que si no pasa correctamente puede causar el riesgo de desarrollar una infección intestinal grave llamada enterocolitis necrotizante o necrosante. Este padecimiento hace que se infecten sus tejidos intestinales, pudiendo desarrollar huecos en las paredes de los intestinos, y puede llegar a ser fatal.

Por eso los doctores comenzaron a alimentarlos con una mezcla de la leche de sus madres y Bifidobacteriuminfantis, determinando que el número de bacterias en las muestras de excremento de los bebés se elevó, por lo que concluyeron que la bacteria puede prevenir la enterocolitis necrotizante.

El avance científico de Bruce German y su equipo lidera el camino en la comprensión sobre cómo las bacterias beneficiosas nos ayudan a crecer.Con cada uno de nosotros vive una comunidad diversa de microbios llamada microbioma, que crece con nosotros a medida que crecemos, y que se modifica con cada nueva experiencia y que es tan individual como las huellas digitales.

Esos billones de bacterias no son parásitos, sino que hay estudios que muestran que un desequilibrio en la bacteria intestinal puede tener un gran efecto en el funcionamiento de nuestros cuerpos. De hecho, padecimientos como la obesidad, la presión arterial alta y enfermedades cardíacas se han vinculado con microbiomas deficientes, por lo que un microbioma sano es esencial, desde la cuna.