Una cultura a fomentar
El arte debe ser móvil, desenvuelto, activo, se ha de sentir, se ha de palpar. Al decir de José Martí, se ha de sentir la carne; se ha de palpar el nervio en el ademán del movimiento. Si se ha copiado el dolor, debe haber lagrimas suspendidas en las pestañas suaves y sedosas. Si se ha imitado la fiereza. Debe haber iras amontonadas en el ceño rugoso y formidable. Un cuadro, decía, debe dilatar el espacio para que se destaquen los seres que en el tienen vida, debe dar techumbre de cielo a sus paisajes; extensión relativa al numero y tamaño de las figuras que en el cuadro se crean de modo que el conjunto resulte armónico y aun cuando a veces es artística la irregularidad, esta debe expresar lógica entre sus partes.
El arte es bueno para los niños porque estimula ambos lados del cerebro. Gran parte de los niños son aprendices visuales. Hay estudios que demuestran que los niños que crecen apreciando las artes leen mejor, sacan mejores notas y aprenden a usar mejor sus sentidos, para lo que el arte es ideal. Promueve la autoestima, estimula a prestar mas atención al espacio físico que los rodea, desarrolla la coordinación entre los ojos y las manos, estimula el desarrollo perceptivo. Enseña a pensar al dejar finales abiertos y representar una cultura de preguntas más que de respuestas y de que puede haber más de una solución creativa para un mismo problema. Nutre el alma humana e involucra a la familia, a la sociedad y proporciona un medio para atravesar estereotipos raciales, barreras y prejuicios. Es valioso por si mismo y es capaz de desarrollar valores positivos en el ser humano. La forma que tiene de comprender el mundo que le rodea, está muy alejada de la lógica del pensamiento adulto, sin embargo, la acción, la sensorialidad, la creatividad, la metáfora, el símbolo o la investigación son para la primera infancia la manera natural de desarrollar el aprendizaje.
Como la vida, es armonía, cualidad que se deriva de la relación que existe entre las partes de una cosa o un conjunto por la cual estas resultan bellas, y la belleza, como parte del arte, es expresión de amor, de bondad, de dinamismo. Si cultivamos los conocimientos acerca de las artes y sus manifestaciones, el placer sin dudas, crece porque el arte no ofrece solo apariencia de las formas que observamos, palpamos o escuchamos, sino que va mas allá, a un sentido que se puede descubrir, conocer, ajustar al pensamiento y conocimiento individual, mucho mas si profundizamos en las motivaciones y momentos de la realización de la obra artística y en la técnicas utilizadas para ello.
La calidad artística es intrínseca del creador y las mismas condiciones sociales pueden producir obras valiosas y obras completamente desprovistas de valor, obras que no tienen de común entre si mas que tendencias artísticas mas o menos importantes. El artista se vale de lo material y visible para interpretar y expresar lo material o invisible a través de reproducciones o fantasías que conforman su arte y que exterioriza a través de sus propios patrones de belleza y estética. El artista requiere de imaginación para expresar esos sentimientos por medio de palabras, formas, colores, sonidos, pues el arte no puede reducirse a un simple reflejo de la realidad, a una copia, aunque esta influye y refleja motivaciones que el artista apresa, es con conocimientos, creatividad, buen gusto, con imaginación, que se alcanza ese acercamiento a las artes. El arte no es solo una práctica o un producto, sino una manera particular de mirar el mundo, de sentir el mundo y de formar parte de ese mundo que el artista decide adoptar. La producción de lo superficial no es solo placer, sino una contribución a un desarrollo personal reflexivo que debe ser siempre uno de los objetivos fundamentales de la educación.
La lucha del artista con los materiales que trabaja para que reflejen lo mas fielmente sus impresiones, para evitar a toda costa traicionar lo que desea expresar, va definiendo la nueva realidad en la que desee trabajar. Las fases de la creación se encuentran estrechamente vinculadas, ni existen limites entre inspiración y creación, todo se encuentra en su ser, además se entrelazan y condicionan la creación artística, pues en las dos participan las incitaciones, las motivaciones del mundo interior de la vida psíquica del individuo creador, sea este temperamental, impresionable o razonador.
