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domingo, 28 de enero de 2018

La venta de coches eléctricos aumentará en la próxima década

Por Anitaa

Las ventas de coches eléctricos representarán entre el siete y el ocho por ciento del comercio total de vehículos en la próxima década, desde el actual uno por ciento. La agencia Moody's calculó que el comercio de los automóviles eléctricos podría subir a una proporción del 19 por ciento a fines de la década de 2020. Esa entidad prevé reducciones en los costos de producción de las baterías, el mejoramiento de la infraestructura de recarga y el incremento de la autonomía de tales equipos. También estimó que el cambio tecnológico será progresivo por cuestiones financieras y, durante el proceso de transición, los fabricantes acudirán a la oferta vehículos híbridos o de pila de combustible para cumplir las políticas ambientales de emisiones de dióxido de carbono (CO2) impuestas por los gobiernos.

Directivos de Moody's, opinaron que la electrificación requerirá una considerable inversión de capital por parte de los productores, aunque los carros eléctricos ofrecen inferior rentabilidad para las marcas en comparación con los impulsados por motores de combustión interna.

Es necesario que las firmas presenten “balances sólidos y una gran liquidez”, subrayaron.

Por ejemplo, en el mercado estadounidense, los fabricantes podrían perder entre siete mil y 10 mil dólares por cada vehículo eléctrico.

Las inversiones en electrificación ocurrirán al mismo tiempo en que la industria gastará en otras tecnologías en rápido desarrollo, como la conducción autónoma, la conectividad y el coche compartido, “presionando aún más los retornos”, añadieron.

La agencia consideró que las empresas automovilísticas deberán invertir en múltiples tecnologías de propulsión de manera simultánea por si cambian las condiciones del mercado y aumentan los riesgos asociados con la electrificación.

Los primeros coches eléctricos prácticos surgieron en la década de 1880, recogen reportes especializados. De hecho, fueron populares a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, hasta que los avances en los motores de combustión interna, sobre todo con la introducción del dispositivo de arranque automáticos, y la producción en masa de coches de gasolina más baratos llevaron al declive el uso de coches eléctricos.

Tras varias décadas en el olvido, la crisis del petróleo de 1973 produjo un breve renacimiento en el interés por los vehículos eléctricos durante la década de 1970 y 1980, aunque tampoco llegaron a alcanzar la comercialización en masa, como sí los vehículos eléctricos debido a los avances en las baterías y en la gestión de la energía, la preocupación global acerca del aumento de precios del petróleo, y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Varios gobiernos nacionales y locales han establecido incentivos para los vehículos eléctricos o híbridos enchufables, exenciones de impuestos y otras ayudas para promover la introducción y la adopción en el mercado de este tipo de vehículos.

Los vehículos eléctricos son significativamente más silenciosos que los vehículos de combustión interna. No emiten contaminantes durante su circulación, posibilitando una gran reducción de la contaminación local y dependiendo del método usado para la generación de la electricidad empleada, pueden comportar una significativa reducción de la emisión de gases de efecto invernadero).

También proporcionan independencia energética respecto a las importaciones de petróleo, lo que en ciertos países es causa de preocupación debido a su vulnerabilidad por la volatilidad del precio del petróleo y su posible efecto en la disrupción del suministro.

La recarga de un automóvil eléctrico puede requerir varias horas. Para recorridos de larga distancia, muchos coches permiten un modo de carga rápida que puede proporcionar un 80% de la carga en media hora, usando cargadores públicos.

Aunque el coste de las baterías está descendiendo rápidamente, todavía es alto, y debido a ello la mayor parte de los modelos tienen todavía una autonomía reducida y un mayor coste que los vehículos convencionales. Con estos modelos los conductores también pueden experimentar ansiedad por falta de autonomía: el miedo a que las baterías se gasten antes de llegar a su destino. También hay algunos modelos que ofrecen una gran autonomía como por ejemplo el Tesla Model S que tiene más de 500 km de autonomía.