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viernes, 30 de marzo de 2018

Bacterias por impulso

Por Elizabeth Almeida

Según varios estudios realizados por las universidades de Brescia en Italia y Hamilton en Canadá, cuando ingerimos alimentos estos se trasladan por múltiples caminos que incluyen vías hormonales, neuronales e incluso de mediadores del sistema inmune. Es por ello que lo que comemos afecta directamente al cerebro, según se explicaba en el encuentro de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos, celebrado la pasada semana en la ciudad de Zaragoza. A partir de ello, los investigadores han encontrado efectos beneficiosos del consumo de bacterias de los productos lácteos fermentados. Mediante un estudio con enfermos de fibromialgia, lograron llegar a la conclusión de que reduce la impulsividad en la toma de decisiones, facilita los cambios de tarea y a su vez aumenta la capacidad de adaptación.

El trabajo es bastante novedoso y ha contado con la participación de científicos de los grupos de investigación de ciencias de la salud, además de expertos en psicofarmacología, neurotoxicología, neuropsicología experimental y aplicada y también neurociencia cognitiva. Para llevarlo a cabo escogieron a los pacientes de fibromialgia por la accesibilidad a un grupo de ellos y los síntomas que padecen, entre los que se encuentran la pérdida o dificultad de concentración, olvidos.

Sin embargo, la ingesta de bacterias no tiene efectos en las funciones motoras o en cuestiones de memoria, atención o emocionales

Pablo Román, investigador de la Universidad de Almería y profesor de la Jaume I, explica que seleccionaron un grupo de 114 enfermos a los que suministraron durante ocho semanas cuatro probióticos orales, dígase de L. Rhamnosus GG, Casei, Acidophilus y B. Bifidus, a través de cápsulas. Otro grupo recibió durante ese mismo tiempo un placebo en iguales condiciones. Luego de la ingesta de bacterias, dichos pacientes se sometieron a tareas experimentales y cuestionarios y también se recogieron muestras de heces y orina para determinar la influencia de los microorganismos en la flora intestinal.

El resultado de la investigación, recogido en el artículo Probiotics for fibromyalgia: study design for a pilot double-blind, randomized controlled trial, de la revista Nutrición hospitalaria, informó acerca de los beneficios de las bacterias en aspectos como la impulsividad y o en la toma de decisiones, pero los descartó en cuestiones de memoria, atención y emocionales. Además, resalta el estudio la intrascendencia en la ingesta de estos microorganismos para la mejoría de funciones motoras.

El equipo de investigación indica que las bacterias también se encuentran en los productos lácteos comunes y que las cantidades necesarias para obtener sus beneficios son las usuales de cualquier dieta equilibrada. El mecanismo, según refieren, es que la flora intestinal interactúa con el sistema nervioso.

Luis Fontana, catedrático de bioquímica de la Universidad de Granada, advierte sin embrago, que nunca vamos a curar con probióticos, pues no son la panacea sino complementos a los tratamientos. El investigador indica que ya se han estudiado beneficios en situaciones de hígado graso y que se investiga la influencia de las bacterias en otros ámbitos, como el autismo.

Por otro lado, Óscar Bañuelo, responsable de Descubrimiento y Estudios Preclínicos de Biosearchlife, opina que este que es un campo en el que quedan muchos descubrimientos por hacer, por supuesto, siempre después de acreditada la relación de la ingesta de bacterias beneficiosas con una mejoría en determinados campos de la salud.

El gastroenterólogo canadiense Premysl Bercik, ha estado desarrollando una investigación que relaciona el consumo de probióticos BL con la redución de la depresión y una mayor calidad de vida de los pacientes, pero no tiene influencia en los marcadores de ansiedad. Las mejoras solamente están asociadas a procesos de cambios en el cerebro mediante el sistema límbico, estructuras cerebrales que regulan las respuestas fisiológicas a algunos estímulos.