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lunes, 12 de marzo de 2018

Contra el bullying, la solución está en nuestras manos

Por Aisha

Hace unos días está dando la vuelta al mundo a través de las redes sociales, la historia de un padre que impone un ejemplar castigo a su hijo. Su pequeño de solo 10 años acosaba a otros de su edad en el autobús escolar por lo que fue suspendido por tres días. El padre decidió ponerle fin a dándole una lección que compartió en las redes sociales y que se hizo viral. A través de Facebook Live, Bryan Thornhill, mostró a hijo corriendo bajo la lluvia delante de su coche, mientras él explicaba los motivos de tan singular reprimenda.

 

Durante esas tres jornadas, el papá lo obligó a ir corriendo cada mañana a la escuela. El método quizá no sea el más eficaz a juicio de muchos, pero según comentó luego el padre, el niño estaba comportándose muchos mejor y en varios días no se había metido en problemas.

Conocer que nuestro hijo es el acosador de algún otro niño es un trago difícil de digerir y es inadmisible quedarnos con los brazos cruzados.

Campañas importantes han dado la vuelta al mundo campañas importantes para reconocer y evitar el bullying, término que ha proliferado para definir el acoso escolar y cualquier forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce, especialmente, entre escolares.

Mucho se habla y explica sobre el fenómeno que hoy prolifera en diferentes formas: el bullying verbal, el bullying indirecto, la agresión o el bullying cibernético.

Cualquiera de ellos más peligroso, sobre todo en las etapas tempranas de la adolescencia, cuando la confusión y la poca confianza en sí mismo son características fundamentales de esta edad.

El agresor o acosador molesta a su víctima de disímiles maneras y, a veces ante el silencio, el miedo o la complicidad del resto de los compañeros. Es habitual que el conflicto empiece con burlas que se vuelven sistemáticas y a veces derivan en golpes o agresiones físicas.

Los casos de bullying revelan abuso de poder. El acosador logra la intimidación del otro que lo percibe como más fuerte, más allá de si esta fortaleza es real o subjetiva.

Poco a poco, el niño acosado comienza a experimentar diversas consecuencias psicológicas ante la situación, teniendo temor de asistir a la escuela, mostrándose retraído ante sus compañeros, u otras múltiples secuelas.

No han sido pocos los casos reportados de niños que se suicidan como fue el caso de Diego, de once años, que se lanzó desde una ventana de su edificio en Madrid porque “no soportaba ir al colegio y no hay otra manera de no ir”.

Atentos y ojos abiertos con nuestros hijos que pueden estar de un bando o del otro.

Pero, ante esta terrible realidad, ¿qué hacer? ¿Cómo actuar con nuestros hijos si tenemos la más mínima sospecha de que está padeciéndolo?

Ellos, sin dudas, están padeciendo una estimable pérdida de su autoestima por lo que los especialistas recalcan la importancia de hacerle ver que él no es el culpable de la situación y que en ningún caso la violencia o la toma de decisiones absurdas, son el camino para arreglar las cosas.

Expliquémosle que cada ser humano tiene su opinión, su modo de ver la vida y siempre van a tener algo que decir y, si solo nos preocupamos ello, conseguiremos únicamente un enorme dolor de cabeza.

Lo que importa es como nos sintamos con nosotros mismos, no solo como hacemos sentir a los demás.

Es importante que el pequeño o adolescente sepa lo valioso que es, que no ha hecho nada para merecer estos abusos.

Vital e imponderable resulta el hecho de que le hagas saber que puede contarte cada de las cosas que le pasan en su diario vivir. Trata de construir una relación sincera y honesta con tu familia.

Y una regla antigua pero que nunca pasa de moda: que intente tratar a los demás como le gustaría que lo trataran a él. No es tan complicado.

Nuestros niños son el futuro y ser padres es una opción. Por tanto, debemos estar claros de que debemos demostrarles a nuestros hijos que los amamos, pero con abrazos y disciplina. La crianza no siempre se trata de ser un amigo, se trata de guiarlos hacia su vida.