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jueves, 8 de marzo de 2018

Menos pantalla y más libros

Por Leo

Los estudiantes de hoy son nativos digitales, teniendo en cuenta que su vida cotidiana está rodeada por dispositivos tecnológicos entre los que se incluyen los teléfonos inteligentes, tabletas y lectores electrónicos. Podría pensarse que la familiaridad y preferencia de los estudiantes por la tecnología se traduce en mejores resultados de aprendizaje, pero un estudio difundido recientemente descubrió que ello no es necesariamente cierto. Según demostró una investigación de Business Insider -sitio de negocios de rápido crecimiento con profundos sectores financieros, medios, tecnología y otras industrias- aún cuando las nuevas formas de tecnología para el aula, es decir, los libros de texto digitales, son cada vez más accesibles y portátiles, sería un error suponer que los estudiantes recibirán un mejor servicio de lectura simplemente porque lo prefieran.

No resulta para nada extraño el concebir a los estudiantes de hoy como nativos digitales, sobre todo teniendo en cuenta que su vida cotidiana está rodeada por dispositivos tecnológicos entre los que se incluyen los teléfonos inteligentes, tabletas y lectores electrónicos. Esta realidad también es percibida por los padres y legisladores, quienes ciertamente reconocen la creciente influencia de la tecnología y han respondido de la misma manera. Hemos visto más inversión en tecnologías para las aulas, y, a modo de ejemplo, en el 2009 en California, Estados Unidos, se aprobó una ley que exige que todos los libros de texto universitarios estén disponibles en formato electrónico para el año 2020. Asimismo, en 2011, varios legisladores de Florida aprobaron una ley que exige que las escuelas públicas conviertan sus libros de texto en versiones digitales.

A partir de estos ejemplos, fácilmente podría pensarse que la familiaridad y preferencia de los estudiantes por la tecnología se traduce en mejores resultados de aprendizaje, pero un estudio difundido recientemente descubrió que ello no necesariamente cierto. Según demostró una investigación realizada por Business Insider -sitio de negocios de rápido crecimiento con profundos sectores financieros, medios, tecnología y otras industrias- aún cuando las nuevas formas de tecnología para el aula, es decir, los libros de texto digitales, son cada vez más accesibles y portátiles, sería un error suponer que los estudiantes recibirán un mejor servicio de lectura simplemente porque lo prefieran.

El trabajo publicado revela que los estudiantes dijeron que preferían y se desempeñaban mejor cuando leían en las pantallas, pero su desempeño real tendió a sufrir si se comparaba su rendimiento con el de los que leían sobre el papel. A partir de una revisión a la investigación realizada desde 1992, salió a luz pública que los estudiantes podían comprender mejor la información impresa para textos de más de una página, lo cual parece estar muy relacionado con el efecto perturbador que tiene el desplazamiento sobre la comprensión. También sorprendió conocer que pocos investigadores probaron diferentes niveles de comprensión o tiempo de lectura documentado en sus estudios de textos impresos y digitales. Para explorar aún más dichos patrones, se realizaron tres estudios que exploraron la capacidad de los estudiantes universitarios para comprender información en papel y en pantallas. Los estudiantes primero calificaron sus preferencias. Después de leer dos pasajes, uno en línea y otro impreso, completaron tres tareas: describir la idea principal de los textos, enumerar los puntos clave cubiertos en las lecturas y proporcionar cualquier otro contenido relevante que pudieran recordar. Cuando terminaron, se les pidió que juzgaran su rendimiento de comprensión. A través de los estudios, los textos diferían en longitud, y se recogían datos variables (por ejemplo, el tiempo de lectura).

Como resultado, surgieron hallazgos clave que arrojaron luz sobre las diferencias entre la lectura impresa y el contenido digital: los estudiantes, de manera abrumadora, prefieren leer digitalmente; la lectura fue significativamente más rápida en línea que en versión impresa; el medio no importa para preguntas generales (como entender la idea principal del texto); los estudiantes juzgaron su comprensión como mejor en línea que en la impresión; sin embargo, paradójicamente, la comprensión general fue mejor para la lectura impresa que para la digital. De los hallazgos mencionados se derivan algunas lecciones que pueden y deber ser transmitidas a los responsables de la formulación de políticas, docentes, padres y los propios estudiantes. Algunas de ellas es que a la hora de escoger entre un artículo o texto en formato impreso o digital, se debe tener en cuenta el por qué se está leyendo. De igual forma, se destaca que los estudiantes deben tener la conciencia de que su capacidad para comprender la tarea puede verse influenciada por el medio que elijan. Y, finalmente, que aunque haya razones económicas y ambientales para dejar de usar papel, es evidente que algo importante se perderá con la desaparición de la impresión.