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sábado, 10 de marzo de 2018

San Romero, más cerca de los altares

Por MayitoWolf

El Papa Francisco y el prefecto de la Congregación para la Causa de Santos, cardenal Angelo Amato, reconocieron finalmente el milagro que despejaría la subida a los altares de Oscar Arnulfo Romero, el obispo salvadoreño asesinado por escuadrones de la muerte el 24 de marzo de 1980. El ya venerado como San Romero de América podría ser canonizado en octubre próximo, junto al llamado Papa del Diálogo, Pablo VI.

Monseñor Romero fue beatificado en 2015, después que el Vaticano reconoció su martirio “in odium fidei”, o sea, que al ser víctima del odio a la fe, su proceso prescindía de la prueba de un milagro. Sin embargo, los requisitos para hacerlo santo eran más severos, y hacía falta algo más que la buena voluntad del jesuita Jorge Bergoglio, primer Papa latinoamericano.

Para muchos, el principal milagro de Romero ha sido unir a un país profundamente polarizado en torno a su legado. Su asesinato en plena homilía desató una guerra civil que desangró al país hasta la firma en México de los Acuerdos de Paz, en 1992. Hasta entonces y durante un tiempo después, Romero padeció un ostracismo ordenado por la Santa Sede.

De hecho, la causa para canonizar a Romero comenzó formalmente en 1994, cuando lo nombraron Siervo de Dios, pero el ala ultraconservadora de la Iglesia Católica torpedeó el proceso, al considerar que legitimaría la Teología de la Liberación. Hace apenas tres años, el arzobispo italiano Vincenzo Paglia señaló a los cardenales colombianos Alfonso López y Darío Castrillón como los principales conspiradores contra la beatificación.

Según Paglia, presidente del Consejo Pontificio de Familia, el Vaticano emprendió una campaña para desprestigiar a Romero tras su asesinato, y hasta Juan Pablo II, que oró ante su tumba, lo humilló en 1979, cuando a regañadientes le recibió en una breve audiencia. Con Benedicto XVI tampoco avanzó mucho el asunto, que fue destrabado por Francisco.

Cuando al aún cardenal Bergoglio le preguntaron en 2007 por Romero, en una reunión de obispos en Brasil, no dudó en responder: "Para mí es un santo y es un mártir; si yo fuera papa ya lo habría canonizado". Y en efecto, el argentino fue consagrado en marzo de 2013 y en 2015 fue beatificado Romero, una mañana marcada por la formación de un halo solar sobre San Salvador que alimentó su mística y ratificó que se imponía la canonización.

El Salvador conmemoró el pasado año el centenario del natalicio de Romero, y la labor de cabildeo en la Santa Sede rindió frutos. La buena nueva sembró el júbilo en el Pulgarcito de América, y aplacó por un instante la resaca de las recientes elecciones legislativas y municipales, ganadas justamente por el partido fundado por los autores intelectuales del asesinato de Romero, Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

De momento, los feligreses retomaron su peregrinación a la cripta donde yace Romero en la Catedral Metropolitana, para rezarle y pedir quizás su mayor milagro: que El Salvador ya no sea sinónimo de violencia, y que este sea un país donde valga la pena vivir.