Sara Cano desnuda a "la mujer del futuro"
Sara Cano (Madrid, 1986) reúne en un libro ocho cuentos bellamente ilustrados por ocho destacadas ilustradoras españolas -entre ellas Ana Santos- que recogen historias pequeñas y cotidianas sobre niñas y mujeres, con sus dificultades y desigualdades pero también su valentía, iniciativa y fortaleza. El libro fue editado por Nube de Tinta.
Si eres niña o alguna vez lo has sido, las situaciones que vas a encontrar en estas páginas te resultarán familiares, dice la introducción de El futuro es femenino. Cuentos para que juntas cambiemos el mundo, de la escritora Sara Cano y que se publica coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Cano (Madrid, 1986) reúne en el libro ocho cuentos bellamente ilustrados por ocho destacadas ilustradoras españolas que recogen historias pequeñas y cotidianas sobre niñas y mujeres, con sus dificultades y desigualdades pero también su valentía, iniciativa y fortaleza. El objetivo es que la igualdad de género sea el "hilo con el que se teja el futuro". "Las protagonistas de El futuro es femenino viven situaciones injustas pero no son víctimas. Se rebelan y dan vuelta a la historia, reclamando su espacio, negándose a tomar como normal algo que no lo es", agrega la introducción. Editado por Nube de Tinta e ilustrado por Ana Santos, María Hesse, Elena Pancorbo, Lady Desidia, Laura Agustí, Agustina Guerrero, Naranjalidad y Amaia Arrazola, un 5 % de las ventas del libro será donado a la ONG InteRed, que promociona la educación, la equidad de género y la participación social.
Sobre la literatura escrita por mujeres, pese a intentos como este, hay mucho que decir aún y mucho más que reclamar de manera inteligente. Como dijera otra española, una de las voces más representantivas de la poesía hispana contemporánea, Elena Medel: «las mujeres no existen en las prestigiosas editoriales». Al respecto, otra escritora de importancia visceral, Claudia Salazar, opina que es preferible decir "literatura escrita por mujeres y no femenina", quizás por el trasfondo peyorativo que incluye la última.
Asimismo, en un campo más florido como la poesía, hay quienes prefieren adoptar el término poeta y no el de poetisa, probablemente por las mismas razones, el matiz discriminatorio que se advierte en la última y tanto recuerda los amargos vocablos emperatriz y sus similares.
