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sábado, 10 de marzo de 2018

Un mensaje en una botella

Por Aisha

Muchas han sido las historias que hemos visto en películas, leído o escuchado sobre mensajes que recorren el mundo en una frágil botella de vidrio, empujados por las caprichosas e impredecibles corrientes marinas. La mayoría están asociados a declaraciones o secretos de amor, romances perdidos, naufragios o, incluso, a estudios científicos. A ese grupo pertenece una botella encontrada el pasado 21 de enero en una playa de Australia con un mensaje de hace 132 años. Según se cree es el mensaje más añejo encontrado en estas circunstancias.

 

Desde la antigüedad se utilizaron botellas selladas para conocer el comportamiento de las corrientes marinas. Según la historia, en el año 310 a.C., el filósofo griego Teofrasto lanzó al océano botellas para demostrar que el Mar Mediterráneo estaba formado por corrientes del Océano Atlántico.

Igualmente, a fines del siglo XVIII, Chunosuke Matsuyama, un busca tesoros japonés, naufragó en una isla del Pacífico Sur. Talló un mensaje en un pedazo de madera y lo lanzó a la deriva. Casualmente, fue hallado en la villa japonesa donde nació Matsuyama, pero lamentablemente muchos años después, en 1935.

Actualmente las botellas a la deriva siguen siendo utilizadas por los oceanógrafos que estudian las corrientes globales.

Pues bien, el mensaje en una botella más antiguo del mundo, escrito en alemán, fue encontrado semienterrado en una playa en el oeste de Australia.

Según la fecha del texto, el 12 de junio 1886, un marinero alemán arrojó por la borda una botella de ginebra.

Luego de 131 años y 223 días a la deriva, TonyaIllman la halló y entregó a los expertos. Impresa en alemán y con la fecha escrita a mano, la nota mide 200 x 153 milímetros y estaba enrollada con firmeza y había sido asegurada con un trozo de cuerda.

La tinta de la parte escrita a mano apenas era perceptible, pero se llegaban a ver unas coordenadas y el nombre del barco del que provenía la botella, Paula.

Expertos del Western AustralianMuseum, revisaron los registros marítimos y testificaron que el mensaje fue arrojado por la borda del velero alemán Paula en 1886, cuando cruzaba el Océano Índico a 950 kilómetros de la costa australiana. El buque provenía del puerto de Marsella y en ese momento se dirigía a Indonesia.

Por aquel entonces y durante 69 años los barcos alemanes llevaron a cabo un experimento que consistió en tirar al mar miles de botellas con unas coordenadas escritas en su interior para rastrear las corrientes oceánicas.

De esas miles, 662 fueron localizadas (la más reciente, en 1934). El Observatorio Naval Alemán no solo ha confirmado este nuevo hallazgo, sino que además ha ratificado que se trata del mensaje que más tiempo estuvo a la deriva, superando con creces el anterior récord de 108 años.