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jueves, 15 de marzo de 2018

Un silencioso río de basura flotante

Por Aisha

Latas, envases, cubiertos plásticos, ropa vieja, jeringas, animales muertos… Puede ser la escena típica de cualquier basurero, pero del que hablamos no es un trastero habitual. El que nos concierne está ubicado en el mar, específicamente en el espacio del Mar Caribe que comparten Honduras y Guatemala. Esa nata de desperdicios recala periódicamente en las playas y estuvo desconocida por un tiempo, pero luego de la publicación de algunas imágenes que se volvieron virales, es motivo de tensión en las relaciones bilaterales entre los dos países. La fotógrafa británica Caroline Power publicó varias tomas que mostraban las aguas cercanas a la isla turística de Roatán cubiertas de una costra de desechos de todo tipo.

 

Tras la publicación de las fotos y la llegada de la basura flotante a varios municipios de la costa norte hondureña, ambos gobiernos sostuvieron una reunión para discutir posibles soluciones para esta situación.

Pero las conversaciones entraron en tensión cuando las partes comenzaron a buscar al principal responsable de los vertidos, si bien lo más importante es buscar una solución para “limpiar el mar” y erradicar el vertimiento de basura en el Mar Caribe.

Ambos gobiernos acordaron, después de no pocos problemas, aunar esfuerzos para las tareas de higienización

Se determinó que la montaña de basura es arrastrada por el río Motagua, desde Guatemala, hacia las playas de Omoa, en el Puerto Cortés, y el puerto de Tela, en la vecina Honduras. Incluso estuvo extendiéndose hasta Islas de la Bahía, lo que es un grave problema para el medio ambiente y el desarrollo del turismo hondureño.

Ante ello se activaron los protocolos y el accionar de los compromisos de integración centroamericana y a nivel mundial sobre el ambiente y el cambio climático.

La presencia de los desechos flotantes incide de forma negativa en cuatro dimensiones básicas, ya que genera daño ambiental, ecológico, económico y a la salud.

La solución se hace inminente y las soluciones tienen que seguir a nivel de gobierno para paliar el silencioso río de basura flotante que sigue llegando a las costas del Mar Caribe, coinciden expertos.