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jueves, 19 de abril de 2018

Cuando el calor azota con todo

Por Anitaa

Algunas regiones son más susceptibles a olas de calor que otras. Por ejemplo, los climas de tipo mediterráneo presentan una canícula en la que si se producen olas de calor, el período puede convertirse localmente en extremadamente cálido. Las canículas severas pueden ocasionar muertes por hipertermia, conocida como "golpe de calor". Adultos mayores, niños muy pequeños, enfermos y obesos son la población de más alto riesgo para las enfermedades derivadas de una ola de calor.

 

Las canículas son los más letales tipos de fenómenos meteorológicos. Entre 1992 y 2001, las muertes por excesivo calor, acompañado de la "enfermedad del s. XXI: obesidad" mataron en EE.UU. a 2.190 habitantes., comparado con las 880 muertes por inundación y 150 de los huracanes.

Una medida pública de salud durante las olas de calor es la puesta en marcha de acondicionamiento de aire público en centros de enfriamiento.

Parte de la mortalidad observada durante una ola de calor, se puede atribuir al "efecto colateral", un término para el desplazamiento hacia la mortalidad de corto término. Y se ha observado que luego de algunas olas de calor, hay un decrecimiento compensatorio de la tasa de mortalidad durante las subsiguientes semanas después del termometeoro. Tales reducciones compensatorias sugieren que el calor ya mató a quien tenía que morir "en el corto término subyacente".

La mortalidad del golpe de calor, producido durante las olas de calor, puede llegar a superar el 70%, por ejemplo, en la ola de calor del Reino Unido de 2003 se llegaron a producir más de 1000 muertes durante una semana, y más de 10.000 en Francia.

Según un estudio de la revista Nature Communications, durante el último siglo las olas de calor marinas se han alargado y aumentado su frecuencia, lo cual tendrá importantes efectos ecológicos y económicos.

Los autores, expertos de la Universidad de Dalhousie en Canadá, determinaron que la cantidad de días anuales en los que se registran olas de calor marinas a nivel global aumentó un 54 por ciento entre 1925 y 2016.

Según sus cálculos la peligrosa tendencia se aceleró especialmente a partir de 1982.

El trabajo analizó la temperatura de la superficie del mar a escala global a partir de imágenes de satélite y mediciones directas efectuadas entre 1900 y 2016.

Para los científicos, el aumento del impacto de las olas de calor marinas está estrechamente relacionado con un incremento de la temperatura media en el conjunto de los océanos del planeta.

Los expertos precisaron que si bien la variabilidad interna de la temperatura de los mares puede jugar un papel a nivel regional, esos cambios locales no afectan a la tendencia global a largo plazo.

Según sus previsiones, dada la probabilidad de que el calentamiento de la superficie del océano continúe aumentando durante este siglo, el impacto e implicaciones para la biodiversidad de las olas de calor marinas también continuará agravándose.