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martes, 17 de abril de 2018

El Govern, los cruceros y un Baleares turismofóbico

Por Diana Lorenzo

El turismo español se resiente. No es novedad que tras la intentona independentista catalana el prestigio de los destinos en Baleares, solo para citar un ejemplo, se ha visto resquebrajado; y superado por muchos de los destinos aledaños. El Govern no muestra capacidad para presentar ante el Parlament leyes que dinamicen la economía y la actividad turística en la región; así lo constató Marga Prohens, portavoz parlamentaria del PP.

Las consecuencias «ya las estamos empezando a notar, los datos positivos eran fruto de una inercia que llega a acabarse», agregó la funcionaria refiriéndose a las cifras decrecientes.

Recientemente publicó El Mundo que entre los alemanes las ventas de paquetes turísticos a Mallorca decrecieron un 22% en el mes de febrero, precedido por un 15% en enero como en diciembre, respecto a los mismos meses de un año atrás. En cambio, al mismo tiempo las reservas hacia destinos como Grecia, Turquía o Egipto se elevan por encima del 50%. Maas alla de encontrar responsables políticos los empresarios del sector comienzan a mostrarse proactivos y tomar sus precauciones, algunos incluso, se plantean descuentos para captar clientes.

Al respecto, la propia portavoz del PP dijo: «Nuestros principales competidores se están poniendo las pilas y la única respuesta de nuestro Govern ha sido duplicar la ecotasa sin analizar los efectos y las consecuencias que pudiera tener».

Uno de los sucesos más controvertidos de las últimas semanas en la región fue la llegada a Palma del crucero más grande del mundo, un hecho que suscito manifestaciones y muestras evidentes de turismofobia, en tanto, según acotó la funcionaria el Govern voltea su rostro con críticas de baja intensidad.

Segun datos aportados por el BBVA, una de las causas que hacen que Baleares pierda su atractivo, es que la inversión internacional se hundió un 45% en 2017. Otros factores incidieron, por ejemplo, que la afiliación a la Seguridad Social creció en 2017 respecto a 2016 en casi 25 mil nuevos afiliados. De igual modo lo reflejan los datos del paro, en marzo de 2017 hubo 7.800 parados menos que en igual mes de 2016; mientras que en marzo de 2018 respecto al de 2017 tan sólo bajó en 4.500 parados.

El alcalde de Palma, Antoni Noguera se refirió en un discurso a la negativa de los ciudadanos de recibir grandes cruceros. Según apunto la ciudad «tiene que gestionar el éxito y no morir de éxito». Respecto a su gestión, aclaro que el Ayuntamiento está manteniendo conversaciones con la Autoridad Portuaria para dosificar y escalonar las visitas de cruceros. Sobre esta perspectiva, la diputada de Ciudadanos (Cs) Baleares, Olga Ballester, apunto que el Govern en sus declaraciones sobre el turismo, muestran «la incompetencia de su gestión» y alientan «las protestas que promueven la turismofobia».

El portavoz parlamentario de Podemos, Alberto Jarabo, respalda una política responsable por parte de las compañías de cruceristas. Ciertamente solo el combustible de un crucero emite 3 mil 500 veces más azufre a la atmósfera que el diesel de los autos. Así mismo, la contaminación de estos barcos «afecta a la salud humana, la agricultura, la alimentación» y los ecosistemas de Baleares.

De hecho, durante el 2018 se prevé que pasen por el puerto de Palma 1.75 millones de cruceristas, por lo que es preciso exigirles a los cruceros «certificados de gestión medioambiental y la Conselleria de Medio Ambiente debe intentar hacer uso de sus competencias para frenar el crecimiento del turismo de cruceros contaminantes», incidió.

En el caso del Symphony of the Seas, con capacidad para 6.360 pasajeros, en abril y hasta la llegada del otoño realizara cruceros de siete noches por el Mediterráneo, partiendo de Barcelona como puerto base y haciendo escala en Palma, Provenza (Francia) y Florencia, Pisa, Roma y Nápoles (Italia).