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martes, 29 de mayo de 2018

El talco para bebés financia el terrorismo

Por Elizabeth Almeida

Muchos padres que compran talco para sus bebés no saben que, de manera involuntaria, están financiando al Estado Islámico de Khorasan, el brazo del Califato en Afganistán, y a los talibanes dirigidos por el mulá Hibatullah Akhundzada. Estos grupos terroristas ganan, año tras año, miles de millones gracias a la venta de este producto común y sencillo producto, cuyos beneficios utilizan para llevar a cabo sus extensas campañas militares y los atentados que en un plazo menor de un mes han matado a más de 2.500 personas en esa nación, donde la escalada de la guerra sigue creciendo.

Desde que en el año 2015 el Estado Islámico llegara a Afganistán, el grupo no ha dejado de crecer y aumentar su territorio luchando de igual manera contra los talibanes como contra el Gobierno afgano. Al este de ese país han logrado establecerse en el distrito de Achin, en Nangarhar, donde llegaron incluso a controlar por un tiempo breve el complejo de cuevas de Tora-Bora, donde hace tiempo se escondió Osama Bin Laden, y que todavía en la actualidad es uno de los puntos negros del conflicto.

Sin embargo, esa no es la zona que realmente le interesa a los fanáticos del califato. En Achin se encuentran algunas de las minas de talco, mármol y cromita más grandes de todo el mundo. Justo en el mismo lugar donde en abril del año 2017 los Estados Unidos lanzaron la madre de todas las bombas, el mayor proyectil no-nuclear del extenso arsenal de los Estados Unidos, para acabar de una vez con un sistema de cuevas en las que se escondían miembros del Estado Islámico, según indicó el propio Pentágono, quien también aseguró haber matado a 93 de ellos, a pesar de que nunca se han obtenido pruebas reales al respecto.

El distrito donde se encuentran las minas es en una de las zonas más remotas de todo ese país. La mayor parte se encuentra completamente deshabitado ya que es o desértico o montañoso pero, en ambos casos, demasiado árido y duro para la vida de los casi 95.000 habitantes que viven en la localidad de Achin.

Teniendo en cuenta su historial en Irak y Siria, donde también se volcaron a la venta de recursos minerales, el Gobierno afgano y la Administración Trump deberían despertar de manera inmediata, según declaró Nick Donovan, el director de Global Witness, organización que se dedica precisamente a investigar y reportar sobre el vínculo entre los minerales y los conflictos.

La organización realizó un informe detallado que bajo el título de “Tomaremos las minas a cualquier precio: Estado Islámico, los Talibán y las montañas de talco en Afganistán”, muestra a través de imágenes satélite y entrevistas, que los yihadistas están muy activos en las minas ubicadas al este del país.