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jueves, 17 de mayo de 2018

La ONU y Europa cierran filas ante la decisión nuclear de Trump

Por H_player36

Las relaciones están un poco tensas entre Washington y Bruselas, podría decirse. Es que las decisiones estadounidenses cada vez se alejan más de los intereses europeos y de los presupuestos de su política exterior. La decisión de Donald Trump de retirar a su país del acuerdo nuclear con Irán, si bien constituye una promesa más que cumple de las que hizo durante su carrera presidencial, es también un franco retroceso en los lazos con su aliado Europa, que ahora cierra filas junto a las Naciones Unidas (ONU) en aras de proteger lo que se ha logrado con la parte iraní, con la mira puesta en la paz de la región.

El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker; y el secretario general de la ONU, António Guterres, destacaron hoy en esta capital la necesidad de preservar el acuerdo nuclear con Irán.

Juncker destacó en conferencia de prensa la importancia que representa para la paz en Medio Oriente y el resto del mundo mantener el Plan Integral de Acción Conjunta (Jcpoa), y enfatizó en la búsqueda de una posición común de los 28 países integrantes de la Unión Europea (UE) sobre el pacto. Por su parte, Guterres aseguró que la ONU apoya en su totalidad los esfuerzos de la UE para mantener el tratado nuclear con Teherán y descartó alguna iniciativa de sanción en el futuro por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La víspera, Federica Mogherini, alta representante para la Política Exterior de la UE, sostuvo un encuentro con los ministros de Relaciones Exteriores de Francia, Alemania, Reino Unido e Irán calificado de bueno y provechoso'. De acuerdo con la declaración final de la reunión, los participantes reafirmaron la determinación de continuar en la implementación del convenio nuclear en todas las partes, de buena fe y en una atmósfera constructiva. El Jcpoa, suscrito en 2015 entre Irán y China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania, levanta sanciones a ese país, algunas de las cuales podría retomar ahora el gobierno norteamericano tras su salida del pacto. Al respecto, esta noche comienza una cumbre de la UE en Sofía, Bulgaria, en la cual se prevé consensuar una respuesta común de los miembros del bloque regional, luego de la salida de Estados Unidos del acuerdo.

El principal problema está en que para el tratado nuclear no existía un “Plan B”, pues se daba por sentado la permanencia de todas las partes en el mismo. Ahora bien, tras la decisión de Donald Trump, podría hablarse de una brecha que se va haciendo cada vez mayor entre la potencia estadounidense y la propia Unión Europea, que ha sido su aliado históricamente.

Llama la atención como, a pesar de que los países del llamado viejo continente hayan secundado a Estados Unidos hasta en campañas militares, y varios de ellos se hayan sumado recientemente a las acciones de bombardeo sobre Siria, como es el caso de Inglaterra y Francia, Washington sí ha sabido hacer caso omiso de los llamados que se le han hecho para que cambie su postura respecto a Irán y el pacto mencionado. Alemania también era parte del reclamo, pero nada.

Este va siendo un año complicado para las relaciones entre Estados Unidos y el bloque comunitario europeo. De hecho, Manuel Lafont Rapnouil, director del centro de París del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, expresó a medios internacionales que si se suma el traslado de la embajada norteamericana en Israel a Jerusalén, y la retirada del acuerdo del clima de París, cada vez son más los asuntos en los que la política exterior estadounidense va contra la política o los intereses europeos.

Y estos momentos, a decir del especialista, son también una oportunidad para Europa de demostrar que puede actuar con autonomía de su socio americano. No se trata de ir en contra de la política de Estados Unidos, dijo, pero sí se puede ir sin ella de la mano todo el tiempo, cuando Europa tiene que actuar sin el apoyo del país norteamericano.

Trump, por su parte, ha calificado de defectuoso y podrido el acuerdo. El simple hecho de separarse del tratado, constituye un éxito para el presidente, que cumple otra de sus promesas presidenciales, si bien constituye un desastre para la política exterior de entendimiento que debería primar si se aboga por la paz. Al mismo tiempo, esta decisión aumenta el riesgo de una guerra con Irán y resquebraja las relaciones comerciales entre Estados Unidos y sus aliados.