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martes, 8 de mayo de 2018

Las bacterias, claves en el estado de ánimo

Por G_nkerbell

Los avances de la ciencia no dejan de sorprendernos en ningún momento. Cada día en este planeta surgen nuevos descubrimientos y métodos tecnológicos cada vez más avanzados y curiosos, muchas veces relacionados a la mayoría de las esferas de desarrollo social que van desde elementos más relacionados a la historia y la evolución humana hasta los más sencillos que garantizan mayor comodidad y un nuevo estilo de vida a las personas.

Ahora que uno de los principales objetivos de la ciencia es seguir su avance en el campo de la medicina e intentar hallar una manera de eliminar de una vez y por todas esos padecimientos que afectan desde épocas remotas a la mayoría de las personas, y ahora, los expertos han decidido darle otro uso a las bacterias, esta vez con fines muy variables.

El hecho es que hoy en día hay muchísimos estudios que demuestran que las bacterias que están en nuestro intestino que son capaces de producir efectos en nuestro comportamiento y estado de ánimo incluso se ha dicho se que estos microorganismos pueden tener implicaciones en el desarrollo de ciertos tipos de autismo.

La microbiota intestinal por ejemplo, influye en nuestra conducta social, dígase por ejemplo en la ansiedad, en la respuesta al estrés y en la depresión. Se conocen muchos mecanismos sobre la implicación de estos microrganismos en el estado de ánimo, como a través del nervio vago, que comunica intestino y cerebro, y también por cambios hormonales, explica Katerina Johnson, investigadora del Departamento de Fisiología Experimental de la Universidad de Oxford, quien junto a su compañero Kevin Foster, del Departamento de Zoología de la misma universidad, publicaron un artículo en la revista Nature Reviews Microbiology en el que abordan el posible sentido evolutivo de estos efectos.

Lo que los investigadores proponen es enfocarse desde el punto de vista de las presiones selectivas que afectan a los humanos. Según su teoría, la producción de estos compuestos neuroactivos se trata de productos secundarios formados por la actividad metabólica de algunas especies de bacterias. En lugar de ver a los microbianos como titiriteros que manipulan nuestro comportamiento, sugerimos que sus efectos sobre la conducta son el resultado colateral de la actividad que desarrollan para crecer y competir en el intestino, explica Johnson. Y es que el crecimiento microbiano da lugar a subproductos metabólicos como los ácidos grasos que alteran la función cerebral, y otros metabolitos microbianos también pueden alterar la respuesta inmune, refiere.