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sábado, 5 de mayo de 2018

Sí, ya se pueden “oler” los accidentes

Por Hector_25

Un equipo de científicos alemanes crearon un aparato muy similar a la nariz humana destinado a agilizar la toma de decisiones ante la posibilidad de ocurrencia de accidentes o problemas de la vida cotidiana, según dieron a conocer los investigadores. El proyecto de los investigadores del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (conocido como KIT, por sus siglas en alemán) recibe el nombre de smelldect, y según difundieron tienen capacidades superiores a las de las narices humanas. De acuerdo con declaraciones de Martin Sommer, autor principal, se propusieron crear un sensor barato de olor para el uso diario que podrá insertarse en diversos dispositivos, entre los cuales se encuentran incluidos los teléfonos inteligentes.

No, no se trata de una tomadura de pelo. Lo que a algunos podría parecerle algo insólito, y sospechen de su veracidad, es lo más reciente en cuento a aparato tecnológico. Resulta que científicos alemanes crearon un aparato muy similar a la nariz humana, el cual está destinado a agilizar la toma de decisiones ante la posibilidad de ocurrencia de accidentes o problemas de la vida cotidiana, según dieron a conocer este lunes los investigadores.

Como parte del proyecto que recibe el nombre de smelldect, los investigadores del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (conocido como KIT, por sus siglas en alemán) realizaron esta innovación con capacidades superiores a las de las narices humanas. De acuerdo con declaraciones difundidas por medio de un comunicado, de Martin Sommer, autor principal del proyecto, se propusieron crear un sensor barato de olor para el uso diario que podrá insertarse en diversos dispositivos, entre los cuales se encuentran incluidos los teléfonos inteligentes.

En general, la nariz electrónica funciona a través de unas nanofibras especiales que perciben los olores y emite unas señales que pueden ser detectadas por el chip del sensor, el cual puede revelar la información en apenas unos segundos. El aparato tecnológico, además de avisar sobre alimentos en mal estado o cables ardiendo, también podrá contribuir a otros campos de la ciencia y convertirse en el órgano olfativo de los robots, según consideraciones de los investigadores del KIT.

Según precisa el la enciclopedia colaborativa Wikipedia, una nariz electrónica es un sistema electrónico que tiene capacidad analítica y cuya finalidad es detectar los compuestos orgánicos volátiles (que se resume en VOCs) que forman parte de una muestra olorosa. En otras palabras, es un instrumento dotado de sensores químicos y de un programa quimiométrico de reconocimiento de modelos, que es capaz de reconocer y discriminar muestras dentro de un conjunto de sustancias olorosas. Al igual que el sistema olfativo humano, su objetivo es relacionar el aroma que se percibe con una respuesta que, tras ser almacenada en la memoria, servirá como modelo en ulteriores análisis, ya que los sistemas imitan de una manera extremadamente simplificada el principio del sistema olfativo de los mamíferos.

Todos los sistemas de nariz electrónica que existen en la actualidad en el mercado constan de tres partes bien diferenciadas. De acuerdo con el artículo científico La nariz electrónica: una nueva herramienta para analizar el aroma, de la autora Olga Busto, química analítica enológica y de los Alimentos, del Departamento de Química Analítica y Química Orgánica, de la Facultad de Enología de la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona, España, la primera implica la toma de muestra que, en este caso, y dadas las características de volatilidad de la misma, se fundamentará en la técnica del espacio de cabeza (headspace) estático. Los volátiles, que están concentrados por calentamiento en la fase vapor que está sobre la muestra (líquida o sólida) son introducidos en el sistema de sensores que medirá las diferentes propiedades físico-químicas de los componentes del aroma, convirtiendo el olor en la señal mensurable que un ordenador se encargará de procesar –mediante técnicas quimiométricas–, proporcionando un gráfico que representará la huella digital de dicho olor. De esta forma, toma de muestra un conjunto de sensores y sistema de tratamiento de datos, los cuales serán las partes esenciales de cualquier tipo de nariz electrónica comercial.

A modo de curiosidad, la cual está recogida en Wikipedia, puede decirse que fue el científico, inventor y logopeda británico, naturalizado estadounidense, Alexander Graham Bell, quien hizo ver a la sociedad, desde 1914, que era difícil medir un olor, lo cual se puede observar en la siguiente cita: ¿Alguna vez han medido un olor? ¿Pueden decir si un olor es justo el doble de fuerte que otro? ¿Pueden medir la diferencia entre un tipo de olor y otro? Es obvio que existen muchos diferentes tipos de olores… toda la gama existente entre el olor de las violetas hasta el olor de la asafétida. Pero hasta que no puedan medir el gusto de un olor y sus diferencias, no tendrán la ciencia del olor. Si tienen la ilusión de encontrar una nueva ciencia: midan un olor.